Adultos mayores, un baluarte social
Hoy, debido al avance de las ciencias de la salud, la expectativa de vida ha aumentado notoriamente, de manera que la vejez ya no es necesariamente sinónimo de enfermedad, sino una etapa productiva del ciclo vital de los humanos. Esto ha hecho que el mundo del adulto mayor se constituya en todo un estilo de vida, en el cual las personas mayores desarrollan roles y tienen perspectivas sociales fructíferas como en cualquier otra edad.
Las investigaciones psicológicas han demostrado que el adulto mayor tiene un pensamiento complejo, en el cual se integran la capacidad de razonamiento lógico con el bagaje de experiencias que ha acumulado durante su existencia. Esto le facilita enfrentar y analizar situaciones problemáticas personales con mayor objetividad y certeza. Por lo tanto, el adulto mayor representa, en nuestros días, un baluarte social pues es el consejero sabio quien sigue contribuyendo al desarrollo de la humanidad.
Pese a esto, y a que las personas adultas mayores cuentan con varias herramientas jurídicas para defender sus derechos, todavía sigue existiendo una patente discriminación hacia este sector. Ya sea por indiferencia, desconocimiento, falta de solidaridad o por una sociedad que apuesta más al vigor juvenil, lo cierto es que muchos de los derechos de los adultos mayores como servicios de salud, seguridad, autonomía, participación, vivienda, trabajo, equidad, protección o dignidad, siguen siendo violentados.
De ahí la necesidad de aplicar acciones a fin de que los adultos mayores, espiritual y físicamente, disfruten de manera plena, segura, libre y satisfactoria de sus años avanzados en paz, salud y seguridad como parte integrante y vital de la sociedad.
Se necesita una toma de conciencia real con miras a lograr la plena realización del potencial de las personas de edad y a mitigar cualquier obstáculo que impida que los derechos fundamentales consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos no se apliquen íntegramente a los adultos mayores.
Por eso, reconocerle al adulto mayor su importancia social activa y presencial, buscar que el anciano se valore como un individuo quien posee un cúmulo preciado de experiencia y seguir dándole la oportunidad de continuar siendo parte del sistema productivo en actividades que le permitan sentirse útil, son tareas que no se pueden postergar más.
Por eso, si contamos con la presencia de un adulto mayor en nuestra familia, nuestro vecindario, si usted es un adulto mayor, o, simplemente, queremos ser una persona de sólidos principios humanistas, aprovechemos y valoremos la capacidad de ingenio, experiencia, eficiencia y libertad de nuestros adultos mayores. No olvidemos que esta es una etapa de la vida a la que, si la vida nos lo permite, tarde o temprano todos llegaremos…
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