La cara de la ética costarricense
A menudo nos hablan en las escuelas, colegios, universidades y en la vida laboral, en general, sobre la ética de las personas.
¿Pero qué es realmente ética?
Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), se define ética como el conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida, ya sea profesional o netamente personal.
Entonces, se entiende que ética es todo tipo de normas y valores que hacen y mejoran el desarrollo de actividades en la organización en que se labura, viéndolo así desde una perspectiva profesional.
Los valores son algo que nos caracterizan, son elementos que cada quien tenemos nos ayudan a forjar la imagen que tienen los demás de nosotros.
La responsabilidad, la constancia, la formación, el carácter, la discreción y la puntualidad son algunos de los valores más importantes y que tenemos que tener presente en nuestra vida laboral pues, nos harán y darán bases para afrontar los problemas que puedan ocurrir a lo largo de nuestra estadía en una empresa.
En la perspectiva costarricense, la ética le queda corta a muchos costarricenses, un claro ejemplo, el Gobierno de la República. Carlos Alvarado ganó las elecciones del 2018 por las promesas que hizo al pueblo, mismas promesas que ahora, un año y unos meses después no ha podido y quizá no cumplirá. Es así como también se denota que la ética puede cambiar la perspectiva de las personas.
Hoy por hoy, el presidente de la nación tiene una credibilidad muy baja entre los y las costarricenses, misma credibilidad que él se ganó por su ética tan deficiente. La ética es importante no solo por el que dirán de mí de mí trabajo o mis acciones, sino que también es importante para desarrollarme plenamente en una labor y mostrar una cara real de lo que soy. Si más costarricenses se dignaran a utilizar la ética de una manera positiva, Costa Rica, en este momento, no estaría pasando por una crisis económica
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