Todo cuanto viene se va
Pasa el último mes del año y viene un año nuevo. Recibámoslo con esperanza. Este año próximo debe ser como nacer a una vida llena de proyectos, no de negativismo. Revisemos conductas y proyecto para el año venidero. Las puertas debemos abrirlas de par en par con el fin de llenarse de optimismo y de alegría.
Si el mundo se ha vuelto confuso y agresivo, no convirtamos la luz en tinieblas: muchos están esperando el ejemplo de una vida éticamente recta y constructiva. Conviene revisar conductas y llevar al hogar y a la sociedad ejemplos vivos de servicio, entrega, respeto y comprensión.
El país está deseoso de combatir exceso de necesidades de grupos humanos olvidados y de posposiciones de obras importantes, como caminos y puentes, y deseoso de imprimirle más urgencia a los problemas de vivienda y salud y a la supresión de trámites administrativos o burocráticos.
Todos estamos cansados de palabras y ofrecimientos. Queremos obras y un país más positivo y dialogante. La democracia no es simplemente deliberar y pedir votos; es crear, no ostentar una libertad ilimitada, sino una responsabilidad con libertad. En cuanto a la dinámica social, decía un autor que debemos subir a los de abajo sin bajar a los de arriba. Se trata de alcanzar una mayor una armonía social; la nación lo necesita.
Volvamos los ojos a la realidad, incluido el respeto a la vida, tan incorporada a la memoria histórica del costarricense. Recordemos que el presidente Tomás Guardia, en la Constitución de 1871, suprimió la pena de muerte e incorporó el respeto a la vida humana, también consagrada en la Constitución Política vigente, la de 1949, cuyo artículo 21 expresa: “la vida humana es inviolable”.
Mantengamos esta tradición, cueste lo que cueste. Seamos fieles a este gran regalo del cielo a la humanidad.
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