ICE no abandone a sus vecinos.
Las comunidades de Fortuna y Guayabo de Bagaces viven horas aciagas, primero el huracán Otto daño la infraestructura, ahora, cuando los pueblos se levantan, se produce el desafortunado incidente con el menor, a quien una bacteria le cercenó la vida con la consecuente desbandada de turistas, una de las pocas fuentes de empleo en el sitio donde el ICE tiene uno de los más grandes latifundios destinados a la explotación de la energía geotérmica.
El extraño caso del joven es aislado en contraposición de la violencia o los accidentes en carretera que constituyen la primera causa de muerte en la población ubicada en el grupo etario que va de los 18 a los 35 años, por inusual generó todo un despliegue informativo que alarmó y ahuyentó a los visitantes.
El ICE para desarrollar sus ambiciosos proyectos compró o expropió miles de hectáreas, la inmensa mayoría de los habitantes migró a otros sitios o iniciaron emprendimientos con las aguas termales, la belleza escénica con el imponente Miravalles al fondo es el complemento ideal del abundante turismo hacia las playas guanacastecas que se desborda para explorar la Altura de paisajes impresionantes.
Las bondades de las tibias aguas están documentadas a lo largo de la historia universal, es el recreo ideal de cuerpo y espíritu.
El ICE no puede ni debe volver la espalda a los habitantes de un lugar superavitario en las finanzas institucionales, los estrategas (los tiene en todos los campos), incluido el mercadeo y la gestión empresarial, deben juntarse urgentemente con las cámaras de turismo de lugar, propiciar el diálogo con los dirigentes comunales para diversificar la oferta a los visitantes, apoyar con la delimitación de áreas para la práctica del senderismo que cada día gana nuevos adeptos, facilitar sus vías de acceso para el ciclismo recreativo, competencias atléticas, cabalgatas, observación de aves y tantas otras actividades que complementen el alicaído negocio con las aguas termales.
Las empresas del estado no pueden ser fuentes solo de lucro, les asiste una enorme responsabilidad social, el ICE lo ha entendido a lo largo de su historia, lo vimos trabajando hombro a hombro con los lugareños tras la desgracia del huracán Otto, ahora cuando apenas se levantan de la tragedia deben sentir su abrazo solidario, no con dádivas de las riquezas que extrae del subsuelo guanacasteco, solidaridad que potencie a uno de los sitios más hermosos, con gente valiente, visionarios a quienes nunca ha doblegado la adversidad.
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