¡Pensemos en Costa Rica!
Hace 300 días, la Cámara de Industrias de Costa Rica presentó a la opinión pública, al Poder Ejecutivo y a los Diputados, un documento sobre la ya deteriorada situación de las finanzas públicas y una serie de propuestas para una reforma integral tanto en el tema de gasto, como de modernización de los impuestos.
Costa Rica tiene un problema fiscal serio, el Banco Central proyecta crecimiento del déficit fiscal para el 2017 y más aún para 2018. Todo parece indicar que la bomba puede estar cercana a estallar.
El problema se origina por un crecimiento galopante del gasto, no por una caída de los ingresos. De hecho, la OCDE señala que cuando, además de impuestos, se incluyen cargas sociales y otros ingresos fiscales, tenemos una presión fiscal del 22,5% con respecto al PIB, que es mayor que el promedio de 21,7% de América Latina, y el Banco Mundial demuestra que la tasa total de impuestos que pagan las empresas que tributan es 58% (en América Latina es 46% y en la OCDE 41%). Hay un faltante de ingresos, pero es porque los gastos han crecido mucho más. Si eso no es un barril sin fondo, ¿qué es?
Ahora el Gobierno señala que tiene un problema de liquidez. En mayo del 2014, el Gobierno no previó el problema, ni buscó un acuerdo con los partidos de oposición, para racionalizar el crecimiento del gasto. Por el contrario, presentó un presupuesto para 2015 con un crecimiento inaceptable de 19% y con ello, comenzó a cerrarse las puertas para discutir cualquier reforma de impuestos.
Siempre hemos dicho que si la administración pública se compromete en la racionalización y eficiencia del gasto, la Cámara de Industrias de Costa Rica estaría dispuesta a discutir cambios como migrar del impuesto de ventas a un impuesto al valor agregado (IVA), modernizar el impuesto de renta y reformar la gestión de tributos.
Sobre el IVA, debe mantenerse la tasa en un 13%, ampliarse la base, exonerar la menor cantidad posible de bienes y servicios y establecer tasas diferenciadas para rubros como salud y educación.
Debemos modernizar el impuesto sobre la renta, reducir la diversidad de tarifas según tipo de ingreso, mejorar el régimen de tributación simplificada introduciendo un tratamiento fiscal más adecuado para la micro y pequeña empresa, y salvo razones muy fundamentadas como la atracción de inversión extranjera directa, se debe tener las mismas reglas de tributación para todos.
La Administración actual y todos los partidos que participan en la campaña política, tienen una responsabilidad histórica con el país. Costa Rica solo saldrá del problema fiscal si su Gobierno deja de ser como un barril sin fondo.
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