¿Hasta dónde nos quieren llevar?
Cumplir con lo acordado no es solo una máxima de vida, sino una exigencia en las leyes de Costa Rica. La aprobación de la conocida “Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas”, conocida popularmente como “Plan Fiscal”, establecía un trato entre damas y caballeros: De una parte, el pueblo nos comprometíamos a pagar más impuestos y el gobierno a disminuir el gasto. Nosotros, el pueblo, mantuvimos nuestra parte del trato, pagamos más impuestos, pero el gobierno no ha hecho el suyo, no ha metido tijera al gasto como debería ser.
El artículo 40 de la Constitución Política indica que se prohíbe la pena de confiscación, es decir, quitarle a alguien todo lo que tiene producto de una sanción. No obstante, el Ministerio de Hacienda se ha excedido en exigir muchos más requisitos de los debidos para el registro de accionistas. Por otro lado, las tasas de interés siguen subiendo porque el gobierno vive pidiendo prestado, para pagar los intereses de las deudas en las que incurre y ni qué decir de las contrataciones administrativas, que parecieran muchas veces realizarse para que unos pocos ganen los concursos y se adjudiquen esas licitaciones.
Mientras tanto, la Dirección General de Tributación, que más bien pareciera ser la Dirección General de Tribulación junto con la Caja Costarricense de Seguro Social, persiguen al pequeño empresario, en tanto que, los ciudadanos somos cargados de impuestos excesivos y el gasto público continúa en aumento. No es sorpresa por eso ver a empresas cerrar todos los días e irse de Costa Rica y a cientos de personas ensanchar las ya anchas filas del desempleo.
Señores del gobierno, el pueblo tiene hambre y ya pagamos suficientes impuestos, es su turno amarrarse la faja y ahorrar. La razón de ser de la existencia del Estado son los servicios públicos. Mientras tanto, el desorden en la Administración continúa, los clamores de la ciudadanía son desoídos y la respuesta siguen siendo el látigo y los impuestos. Así no puede salir adelante un país, así no puede salir a flote Costa Rica.
Por más feo que suene, cuando el hambre aprieta, la consciencia afloja. Estamos comenzando a ver las consecuencias en las altas tasas de delincuencia organizada y la creciente inseguridad en el país que van de la mano con la creciente tasa de desempleo. Algunos piensan que una vez que terminen sus funciones en Costa Rica después de llevar a la patria al caos, irán a trabajar a una institución no gubernamental fuera de Costa Rica, dejando al país en el desorden.
Solo hay un camino para poder sacar adelante a Costa Rica y es disminuyendo el gasto público, no con ocurrencias o engaños al pueblo. Como bien decía el escritor español Baltazar Gracián: “En materia de cordura, la variedad es fea” y como la lógica es una señores del gobierno, por favor, apliquen la única solución lógica: disminuir el gasto público.
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