Redes sociales o redes del odio impune…
En los últimos años, con el despegue inobjetable de Internet, personas de diferentes latitudes han logrado acortar distancias en la comunicación y conocer un poco más de lo que ocurre a tiempo real en otros lugares del mundo. Pero como en todo, la tecnología puede ser utilizada para hacerle bien a la humanidad o para dañarla miserablemente.
Lo último se ha visto manifiesto cuando se utilizan las redes sociales para hacer públicas expresiones de odio desenfrenado. En algunos casos se aprovechan del anonimato que brindan estos servicios, para manifestar sus sentimientos más oscuros y turbios contra otros grupos de personas, para promover el hoy común y analizado fenómeno del “ciberbullying” o continuar expandiendo preconceptos negativos contra minorías de diferente tipo; sexuales, religiosos, nacionales, entre otros.
Basta con darse la vuelta por algún tema que hable sobre musulmanes en algún país occidental, para escuchar la lluvia de acusaciones generalizadas contra todos los miembros de dicho colectivo de ser terroristas, sanguinarios, despiadados. También, al leer las manifestaciones tan aberrantes que algunos manifiestan cuando se habla de los judíos por ejemplo, a los cuales tachan de ser usureros, avaros, mezquinos o asesinos. Un último ejemplo en el caso de Costa Rica, cuando se habla de los nicaragüenses, las expresiones de odio son tan viscerales que da temor pensar en la clase de Hitler que estaríamos engendrando si alguno de estos que se manifiestan tuvieran una cuota de poder importante en sus manos.
Y lo que más pesar genera de esta circunstancia es que, aprovechando lo débil que resulta el combate contra la discriminación en estos espacios, las expresiones repulsivas se acumulan y se hacen más comunes de lo que pensamos. A esto se debe sumar la cuota de responsabilidad que poseen los medios de comunicación al resaltar ciertos rasgos en sus noticias que puedan ocasionar una reacción más efervescente, argumentando que de esta manera la noticia “se vende más fácil” entre el público meta, lo que deja en duda si están formando a muchos para ser “community managers” en vez de periodistas.
Finalmente, en qué clase de mundo de odio se ha convertido el universo de las redes sociales, lo menos que se ve en estos espacios es el compartir o construir como sociedad, y muy por el contrario, las expresiones tan incendiarias parecerían el caso perfecto para cualquier psicoanalista, donde el estudio se enfoque en esas manifestaciones colectivas sociopáticas, donde se descargan las frustraciones en redes de manera en la cual, si por cada expresión de odio muriera un ser humano, estaríamos delante de la extinción de la humanidad, ¿será que tener tanta tecnología inteligente a nuestro alcance, está causando que como seres pensantes retrocedamos al oscurantismo o a las cavernas?
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