Homenaje a quienes recogen la basura
Para ellos no hay pandemia, lluvia, frío, calor ni mañana, tarde o noche. Son esas personas muchas veces olvidadas por la sociedad, sino despreciadas por muchos, aunque su labor es vital, para la salud pública. ¿Qué haríamos sin los recolectores de basura? La respuesta es sencilla, nos ahogaríamos en nuestros propios desechos.
Sin embargo, hay mucha inconsciencia y desprecio hacia ellos. En casa mi mamá siempre nos enseñó a respetar a las personas y valorarlas por quien son, no por lo que tienen, su color de piel o su origen étnico. Así qué, la primera vez que escuché acerca de la manera en la cual hay algunos que se burlan de las personas que recogen la basura, los miran con desprecio y hasta los insultan, no podía creerlo, porque no podía concebir que, a personas tan importantes para la sociedad, los desprecien por hacer un trabajo que sin él, literalmente, viviríamos dentro de la peste y plaga permanente.
La pandemia del coronavirus no sería nada a la par de las pestes y pandemias que pulularían por doquier sino se recogiera la basura. Cierto, la labor de los profesionales es de suma importancia. Nadie puede negar la trascendencia del científico, del médico, del abogado, del periodista, del profesor, entre muchas otras profesiones, pero de nada vale tener un título si se vive en un chiquero.
Por eso, es inaceptable ver a quienes adelantan por el carril contrario a toda velocidad, cuando están detrás del carro de la basura, muchas veces sin importarles si quien está recogiendo la basura lleva en la mano esas bolsas y están cruzando la calle para depositar esos desechos que, si bien no fueron producidos por el conductor del vehículo, muy probablemente ese conductor haya producido basura que alguien más recoge.
Esperé poco más de un año para escribir este comentario, porque cuando me dijeron que eso pasaba no lo podía creer. Así que, por formación o deformación científica, me dediqué a observar y efectivamente pude constatar que lo que me habían dicho era cierto. Habría preferido que no fuera así, que fuera una percepción errónea, pero la realidad es otra.
Esta pandemia nos tiene que poner a reflexionar y aprender que los títulos, la posición social, el dinero, la belleza o la ausencia de cualquiera de ellos, son necesarios para nuestra perfección espiritual. Nada pasa por casualidad y si El Creador nos ha dado o no nos ha dado algo, es porque es lo perfecto para nosotros en el momento espiritual en el cual nos encontramos.
Mario Moreno Cantinflas decía: “Estamos viviendo un momento histórico en el que hombre científica e intelectualmente es un gigante, pero moralmente es un pigmeo”. Quizás esa sea la razón para esta pandemia, quedarnos en casa y reflexionar para así apreciar nuestra santidad humana pero también la de nuestro prójimo.
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