Ha rendido su informe anual de labores el señor Presidente de Costa Rica
Muchos costarricenses ávidos esperabamos un mensaje diferente, un mensaje motivador, esperanzador. Los costarricenses encerrados en sus casas, sin empleo, sin ingreso, sin esperanzas de conseguirlo, en el corto plazo, esperaban que el señor Presidente fortaleciera sus espíritus; con un mensaje visionario, con esperanza, con confianza, para seguir la lucha por proteger la salud y donde quedara claro que el gobierno sabe qué hacer para sacar al país del abismo económico en que se encuentra, donde lo único que aquellos que no tienen ingreso ven es pobreza y hambre; expectativa atemoriza a muchos hogares.
La batalla por la salud de los costarricenses, en la etapa inicial, está por terminar. Ha sido una batalla librada con valor y los costarricenses hemos dado muestras de ser más disciplinados, lo que nadie creyó. La población se muestra agradecida con las fuerzas del orden y seguridad, con el personal médico y sanitario de hospitales, con quienes lideraron la campaña en pro de nuestra salud. La batalla por cuidar nuestra economía se debió haber dado en paralelo con la sanitaria pero no fue así y por esto la vamos perdiendo.
El señor Presidente había anunciado que, el cuatro de mayo, daría a conocer las medidas económicas que sacarían al país de las atribuladas condiciones de quiebra, cierre y destrucción de empresas y claro está del hambre, del desempleo y de la desesperación a miles de costarricenses cuyas vidas se han visto atropelladas por la pandemia económica, como consecuencia del coronavirus vive el país.
El discurso del señor Presidente se ha referido a la lucha por la salud nacional, ha sido un informe sobre el Covid19. El presidente ha sido superficial, omiso y poco orientador en su mensaje económico y de reactivación. La mayor preocupación del costarricense es qué va a ser de su familia, qué van a comer este mes, dónde se va a volver a emplear. Para el empresario su preocupación es qué va a suceder con su esfuerzo económico de décadas, de sacrificios personales y familiares y cómo los habrá de reconstruir.
La batalla económica por Costa Rica se soslayó en el mensaje presidencial, desgraciadamente, con ligereza y con expresiones superficiales, que lejos de orientar han llenado a la ciudadanía de temor, desesperanza y de mayor angustia; cuando se creía que no podíamos desesperarnos y angustiarnos más.
El señor Presidente es capitán de este barco, de su economía y sobre todo es el llamado a llenarnos de reales esperanzas y entusiasmo, para partirnos la espalda por el país en esta batalla económica, que ha dejado miles de empresas muertas, otras muy diezmadas y centenares de miles de desempleados o subempleados, no porque los empresarios así lo quieran, sino porque simplemente no hay ingresos para operar y cubrir los costos.
El señor Presidente debe de rectificar, debe de enmendar su omisión del liderazgo político necesario y retomar el mismo. La batalla por la reactivación requiere de confianza, de motivación, de un líder que hable claro y señale la ruta, sin superficialidades, ni generalidades y mucho menos con salidas políticas, para quedar bien con griegos y troyanos.
Nos quedó debiendo señor Presidente, nos quedó debiendo!!!
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