Responsabilidad llave a la normalidad
Las normativas acertadas propuestas por las autoridades de salud y otras entidades de gobierno que, colocan a Costa Rica a nivel mundial, como uno de los países exitosos en el manejo de la crisis provocada por el COVID-19. Éxito producto de un trabajo en equipo multilateral, con resultados sorprendentes dignos de imitar.
Este éxito momentáneo se debe al acatamiento de los protocolos de salud, por parte de la sociedad costarricense que, en su mayoría, asumió con responsabilidad el libreto correspondiente, este accionar refleja la cultura de un pueblo educado, solidario y consciente del bien común para Costa Rica.
Cabe mencionar y subrayar la insensatez de un grupo minoritario, proveniente de todas la edades, géneros y estatus que, en forma irresponsable, irracional he inhumana, irrespetan a diestra y siniestra las normas de seguridad sugeridas, al poner en peligro el esfuerzo de prácticamente todo un pueblo.
Insensatez que va desde la conducción en estado de ebriedad, obviar la restricción vehicular, irrespetar el distanciamiento social, aglomeraciones de personas en barriadas, exponerse en público con síntomas respiratorios, hasta el mal manejo del protocolo de estornudo.
A este grupo de personas que hacen caso omiso, es importante mencionarles que el COVID-19 no es un juego, es una enfermedad real, nueva y de alto contagio que, mata a seres humanos de alto riesgo o saludables, jóvenes o adultos, ricos o pobres. No pongan en riesgo el esfuerzo de la mayoría de los costarricenses.
Por ahora Costa Rica hace un excelente trabajo que, sin llegar a una cuarentena generalizada ha bajado la cantidad de contagios, el número de recuperados aumenta y el mínimo posible de fallecidos, situación que permite flexibilizar algunas medidas restrictivas.
Esto no significa que la guerra se ganó, la interpretación va en el sentido de entender que, el acatamiento de los protocolos de seguridad, son la regla de oro para llegar a un puerto seguro. Si hasta el momento la responsabilidad y la disciplina, demuestran que es el sendero correcto, no hay motivo para desviar el rumbo.
Llegar a una relativa normalidad conlleva dar pasos pequeños pero seguros, como hasta el momento se han dado, pasos que requieren de la responsabilidad de cada ciudadano, al reforzar ese acatamiento constante de los protocolos, de lo contrario se corre el riesgo de retroceder y perder todo lo bueno que se ha logrado.
“Responsabilidad llave a la normalidad”, significa hacer lo que se a hecho hasta el momento, con más responsabilidad, solidaridad y amor, amor a uno mismo, a la familia y al prójimo. Responsabilidad y amor que nos volverá a unir.
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