El juicio de los ahuizotes
Llega el día del gran juicio. Están presentes el fiscal y los acusados; que se defenderán a sí mismos; sólo falta el Justo Juez. Éste llega al juzgado e indica que se inicie el juicio. El fiscal presenta los cargos referentes a que los acusados; los ahuizotes; acaparan la confianza que los humanos deben depositar en el Justo Juez; quien es el Creador y dador de todo bien.
Se presentan las primeras acusadas…”las flores de Santa Lucía”; que son atesoradas para guardarlas en la billetera y así asegurar que no faltará el dinero. Temblorosas las flores aseveran que ignoran de dónde les salió esa fama, siendo que a ellas las venden y del dinero no disfrutan nada.
Es llamada luego “la mata de lotería”. A ella se le atribuye que en sus hojas aparecen los números más acertados para ganar la lotería. Trémula asegura que ni se sabe los números y lo que se dibuja en sus hojas…son caprichosas manchas.
A continuación es presentada ”la herradura del casco de caballo”; muy estimada para la buena suerte. Titubeando declara en su favor que como casco no tiene suerte porque ni del herrumbre se puede librar.
Toca el turno de compadecer a ”la cinta roja”; a quien se le achaca poderes de alejar la envidia. La utilizan especialmente en niños pequeños. En su defensa alega la acusada que es una fama no merecida, ya que ella; la cinta roja; es indefensa ante unas tijeras que la pudieran cortar o ante una gota de cloro que destiñera su hermoso color; así que no puede ni defenderse, menos aún proteger a otros.
Es llamada a declarar “la valija”. Se dice que en el último día del año se la debe saca a caminar por la vecindad y eso garantiza que se viajará mucho en el año siguiente. En su favor la acusada asegura que ni puede ir sola a ninguna parte, menos llevar a alguien. Irónica pregunta… adónde viajan quienes el pasado 31 de diciembre de 2019 la sacaron a caminar por la vecindad.
El Justo Juez interrumpe el juicio: -“ya he escuchado suficiente y los cargos que se les imputan a los acusados son inmerecidos. Declaro a los ahuizotes inocentes e indefensos ante el temor de una humanidad que no ha reconocido ni acudido al único Creador para guiar sus vidas y que en su desatino pueden verlas envueltas en experiencias con fuerzas ocultas malignas.”-
Hay quienes lo señalan como un Dios mudo, siendo que habla por su Palabra y sus Mandamientos; que lejos están para fastidiar, sino para evitar que la humanidad complique su vida. Habla también por las sanas inspiraciones, acontecimientos y por las buenas intenciones, con que, hombres y mujeres pueden enriquecerse mutuamente.
¡No…no hay un Dios mudo…sino una humanidad sorda!,
“Confía en el Señor con todo el corazón y no te fíes de tu propia sabiduría” Proverbios 3,5
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