De gigantes y esperanza

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De gigantes y esperanza
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La magnitud del reto que enfrentamos como sociedad y como pueblo nos obliga a meditar y a sacar lo mejor de nosotros para salir adelante.

Este reto tiene muchas aristas: el de proteger nuestra salud, el de generar rápidamente empleos y reactivar la economía y el de transformarnos para salir fortalecidos, entre otros. Sin embargo, hay uno que, como seres humanos, es fundamental e inmediato y es que las familias afectadas por esta crisis puedan tener comida en sus mesas.

El hambre es sin duda el flagelo más terrible y por el que un padre o una madre están dispuestos a hacer lo que sea necesario para impedirlo.

Así como hemos visto a nuestras instituciones de la salud responder, debemostambién destacar la labor que por muchos años han prestado a la sociedad las organizaciones humanitarias que hoy, frente a la crisis, tambiénse han agigantado en valor y fe. Y por eso es que queremos destacar entre ellas. la labor de la Asociación Obras del Espíritu Santo a cargo del Padre Sergio Valverde.

Hemos visto y vivido su luchas por muchos años, y observado incrédulos todos los obstáculos que le ponen los gobiernos para que puedan realizar su labor humanitaria de alimentar a miles de familias.  Sabemos que hacerle frente a esa labor y a la de mantener las guarderías de niños y albergues de ancianos prácticamente con las uñas, contando solo con  la ayuda de personas y empresas que de manera desinteresada nos hemos identificado con su labor ha sido sumamente complicado, desde mucho tiempo antes que el virus empinara aún más la cuesta de los necesitados.

Muchas veces cuesta entender cómo logran cumplir con su misión.  Un amigo me dijo que lo podías hacer porque «no son administradores tradicionales!», son «administradores de fe», inspirados en causas legítimas para lograr cumplir con sus nobles objetivos, y le va en ello sobrada razón!.

Ese lugar es una casa de milagros y en estos tiempos los hemos visto alimentando a más indigentes, repartiendo muchos más diarios a las familias más pobres y llegar a barrios marginales donde muchas veces la ayuda llega de manera lenta y engorrosa por parte del Estado, o simplemente no llega!.   Los hemos visto también operando comedores donde hoy asisten muchas más personas a mitigar su hambre.  Y lo hacen en silencio, sin jactancia ni provecho.

A todas esas organizaciones que como Obras del Espíritu Santo, hoy se levantan en todo el territorio nacional, imponentes ante el hambre y el dolor de nuestros hermanos, debemos apoyarlas todos!.

A las empresas y a las personas que por su propia cuenta les dan la mano todos los días, mil gracias!. Dios ha de recompensarlos en bendiciones por su ayuda para que puedan seguir adelante con su maravillosa tarea de esperanza. El trabajo de quienes llevan alimento al prójimo nos enaltece a todos como costarricenses.   Y por eso a todos ellos les decimos en coro: gracias! … y le llamamos a usted a sumarse también.  Que Dios se los pague!

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