El flagelo del desempleo: antes y después del COVID 19
Una mirada hacia los años más recientes nos da cuenta de la evolución galopante del mayor flagelo para los costarricenses, hoy día: el Desempleo
Corrían los primeros meses del año 2018 cuando el Instituto de Estadísticas y Censos (INEC) nos anunciaba una tasa de desempleo para el último trimestre del año 2017 del 9,3% que correspondía a 204. 252 costarricenses desempleados, en ese entonces y con estas cifras inicia y transcurre el año 2018, donde como sociedad esperábamos atentos el resultado de las nuevas propuestas, no obstante ese año 2018, en su último cuatrimestre, alcanzó una preocupante tasa de desempleo del 12%, la cual elevaba el número de desempleados a 293. 914 casi 90.000 desempleados más, donde las mujeres con un 14, 9 % y los jóvenes eran los más afectados y así con estas señales de alerta inicia y transcurre el año 2019.
A inicios de este año 2020, recibimos otra noticia más alarmante, el país llegaba en el último trimestre del 2019 al mayor desempleo de la última década la cifra histórica del 12,4% que alcanzaba a 309.465 costarricenses desempleados, además de un aumento en el sub empleo, una tasa de desempleo para las mujeres del 16,7%, que no cubría ni el 50% de la fuerza laboral, todo esto además de un aumento del trabajo informal que representaba un 46,5%, un millón de personas.
Y con este signo vital del empleo en completo deterioro, debilitado y sin un tratamiento adecuado, con más trescientos mil costarricenses sin trabajo, nos sorprendió el COVID19.
Los datos de los últimos días sitúan el desempleo del trimestre de marzo a julio 2020 en una tasa del 24% que representa unos 551.000 desempleados, cifra que retrata un indicador que ya venía aumentando de previo a la llegada del COVID 19.
¿Cómo fue que pasamos antes del COVID 19 de un desempleo del 9,3% a un 12,4 % en solo dos años?
El aumento progresivo del desempleo antes de la llegada del COVID19 ya enviaba señales muy claras de alerta, a gritos clamaba por soluciones que lastimosamente no llegaron o fueron insuficientes y que hoy esa ausencia agudiza la desesperanza del desempleo, la pobreza y la desigualdad en nuestro país.
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