El muro de los tormentos del cementazo
Debemos de tener claros los conceptos por los cuales estamos librando esta lucha, cada quien desde su trinchera y capacidad, que no podemos dejar que se diluya en dimes y diretes desinformantes, insulsos y fútiles. Esto, sería una tragedia nacional.
Así que debemos de entender lo siguiente
1- Los préstamos bancarios girados al empresario Juán Carlos Bolaños, y otros que también están siendo investigados, son «peccata minuta» dentro del andamiaje que se ha ido descubriendo con el caso del CEMENTAZO. Esos millones, pueden firmarlo si quieren, ya se fueron. Ya se perdieron. No los va a recuperar la banca nacional. Esto no quiere decir, para nada, que no haya que tomar las medidas legales del caso para sentar las responsabilidades pertinentes a aquellos que perpetraron el ilícito. Eso corresponderá a otras instancias el atenderlo y, a nosotros, el continuar presionando para que ello se cumpla.
2- El que se haya hecho público este problema del CEMENTAZO, de los bancos nacionales involucrados y afectados con el despreciable tráfico de influencias, es lo que permitió el darnos cuenta de lo que realmente importa, lo que realmente es vital para el país, lo que es esencial para nuestra vida ciudadana y la de las generaciones futuras: El tremendo golpe dado a la integridad jurídica y a la institucionalidad democràtica y republicana de nuestro país. Este es el principal, el principalìsimo problema, al cual no podemos, so pena de convertirnos en traidores a la Patria, de perderle el enfoque y la más vehemente exigencia de que se aclare en todos sus extremos lo sucedido.
3- Toda la estructura de nuestra República está en seriecísimo peligro de colapsar, víctima de la penetración y la apropiación –robo- perpetrada por parte de una clase
política mafiosa, en la que no hay ni distingo de ideología ni de bandera partidista. Los tres poderes de la República, según las distintas informaciones periodísticas, han sido infiltrados por esta mafia. Lo más doloroso e indignante, es que hasta la joya de la corona: el mismísimo Poder Judicial, bastión de nuestra integridad jurídica, de nuestra esencia democrática y baluarte indiscutido de nuestro Estado de Derecho; han sido tocado por las células de este cáncer.
4- Es ese el verdadero problema. Es ese el que debe de ser el foco de nuestras más genuinas preocupaciones y de nuestras más arduas luchas. Debemos, tenemos y es exigido de cada uno de nosotros los costarricenses, luchar por nuestro país y defender la integridad de nuestra institucionalidad, en todos los extremos que esta lucha requiera. Esos millones de dólares ya se esfumaron y, al final de cuentas, serán los bancos afectados los que tendrán que lidiar con ese problema. Y si tienen que ser cerrados, y discúlpenme, pues que así sea. Acá está en juego, en este momento clave de la historia de nuestro país, algo supremo, algo superior a nosotros mismos: la continuidad de nuestra república, de nuestra institucionalidad y de nuestra democracia.
La lucha está así planteada y debemos de entender de que va a ser dura, dolorosa, larga y a muerte. No nos dejemos desenfocar de la causa real de esta nuestra lucha. No nos dejemos deslumbrar por la desinformación, ni por llantos de sirenas ni por los reclamos de parásitos que ven peligrar sus huéspedes.
No claudiquemos porque las actuales y las futuras generaciones de costarricenses no se merecen este asqueroso e imperdonable agravio.
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