Se buscan estadistas
Para este punto son pocos los costarricenses para quienes no sea evidente que nuestro país está a la deriva y a punto de naufragar.
Un deterioro económico y nivel de desempleo de proporciones históricas, producto de años de pésima administración y no solamente de la pandemia, como tanto se esfuerzan en hacernos creer; golpean nuestra tierra, enfrentándonos a una alarmante realidad: “Sufrimos un absoluto vacío de liderazgo”, y así, ante la ausencia de un capitán, que tome el timón y mientras la corriente lleva al país donde se le antoja, me cuesta contener el deseo de poner un anuncio en los diarios diciendo: “Se buscan Estadistas. Enviar currículum a Casa Presidencial”
Decía Winston Curchill: “Un estadista es aquel que piensa en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones” y es esto lo que ocupa Costa Rica, Estadistas, no politiqueros, que estén amarrados por cálculos electorales sacrificando el hoy, por pensar en el 2022; como pareciera ser el caso en Zapote, donde Carlos Alvarado, no es capaz de pensar en recortes al gasto y al empleo público; mientras se firman con alegría nuevas convenciones colectivas, creando más plazas que engorden la maquinaria estatal, y ante ello solo se analiza una salida: “Flagelar de nuevo el bolsillo de los costarricenses, con más impuestos”.
Pareciera ser que el préstamo del FMI es indispensable para rescatar nuestra economía, pero de nada sirve salvar al barco, si para esto tenemos que sacrificar a los pasajeros; el pueblo no debe, seguir pagando por la irresponsabilidad de los gobernantes, pero para esto ocupamos de estadistas, personas capaces de absorber el costo político de tomar las decisiones correctas.
Contraer el estado reduciendo el gasto público, vender empresas estatales ineficientes y activos ociosos; entrar con bisturí al tema del empleo público, eliminando primero a los cientos de las conocidas: “Vacas Sagradas” que ganan millones, trabajando poco; así como, reactivar la economía eliminando trámites y facilitando emprendimientos, al tiempo que bajamos los impuestos para atraer la inversión; son soluciones por todos conocidas.
Pero entonces: ¿Por qué nadie lo hace? La respuesta es evidente, porqué hacer las cosas bien cuesta y nadie quiere pagar el costo político. Pareciera que nuestros gobernantes no comprenden que de nada les servirá ganar las justas electorales de un país en ruinas.
Señores y señoras del gobierno: Piensen más en su país y menos en votos. No sea que en el 2022 sean nombrados: “Reyes del Cementerio”
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