Llega la Navidad
Celebremos el nacimiento del Niño Dios, engendrado en el seno de la Virgen María. Jesús es el Hijo de Dios, existente desde toda la eternidad por ser la Persona de la Santísima Trinidad. Como Dios lo puede todo, fue Virgen antes y después del parto. No podemos dudar de este poder. Cuando el Arcángel Gabriel le anuncia el mensaje-milagro, Ella no dudó un instante y le contestó: “he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
Y desde ese momento se abrieron las puertas del cielo para quienes quisieran entrar; permanecerán abiertas hasta el fin del mundo, lo prometió Jesús. Puso dos condiciones para entrar: el arrepentimiento y la petición de perdón. Él es un juez compasivo y misericordioso; no desea el castigo, sino que el pecador se convierta y viva.
En Navidad prestemos atención a estas condiciones y no permitamos dejarse llevar por los excesos y las autocomplacencias de un mundo permisivo y enamorado de sí mismo y de los embrujos materiales y políticos. No perdamos el tiempo en estos sinsabores. Ese tiempo que no vuelve es para emprender el camino de ser mejores. Sirva la existencia para dar vida a la vida.
El Nacimiento del Hijo de Dios, es el rico mensaje-misterio que nos hace hermanos, pues todos somos hijos del Creador. Si todos somos iguales, amémonos y busquemos, unos y otros, un afán de eternidad, si queremos ser felices, ahora y en la vida futura. Esta es la principal razón de ser personas poseedoras de un destino superior.
Feliz Navidad para todos los oyentes de Panorama, principalmente para el magnífico lector de estas colaboraciones.
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