Año electoral
No había terminado el año 2020 y ya había aires electorales entre algunas figuras políticas de nuestro país, con miras a la elección de febrero del año 2022.
Sabemos que, al menos un año antes o a veces con mayor anticipación, estas aspiraciones se empiezan a dar con mayor fuerza, y entramos a lo que llamamos un “año electoral”, en el cual, lo más preocupante es que no se tomen las decisiones que el país requiere para salir adelante, máxime que venimos de un año que nos ha golpeado en extremo por la pandemia y es urgente encontrar soluciones para la sociedad.
Requerimos de mucha madurez política, pues también es conocido que algunos aspirantes a puestos de elección popular ocupan cargos en el Poder Ejecutivo o en la misma Asamblea Legislativa, y empezarán a dejar estos para encaminarse a enfrentar la ruta electoral.
Requerimos madurez política para que no se posterguen decisiones que puedan tener “costo político” como llaman los expertos, o que, por el contrario, se tomen otras decisiones y se usen como “botín político”.
Como pocas veces, la crisis que vive el país requiere del concurso de todos los sectores, y en esto el llamado es a los sectores políticos que toman decisiones, o que las tomarán si son elegidos en el año 2022.
Bajo el pretexto de que hay que dar el mejor espacio a los nuevos gobernantes, se reduce también el tiempo de acción que tiene un gobierno libremente elegido para dirigir los destinos del país. Reitero, todos deben contribuir a que se asuma la responsabilidad debida a la hora de ostentar un cargo público. No se puede solo “patear bola” como popularmente se dice.
Costa Rica no puede seguir esperando soluciones que “milagrosamente” aparecerían en promesas electorales y que luego no se cumplen en el ejercicio del poder. Se requiere mucha responsabilidad y sensatez de quienes propongan sus nombres para aspirar, con capacidad y transparencia, a los cargos en que deseen ser elegidos.
Los electores también tienen que ser muy responsables a la hora de elegir a sus gobernantes por medio de promesas sin sentido o discursos vacíos. Es justo que haya madurez en el electorado.
Costa Rica necesita reactivación económica, dos palabras que parece se han convertido en una ilusión inalcanzable. La pobreza y el desempleo son hechos palpables que sufre gran parte de la población.
Necesitamos soluciones. El año 2021 no puede perderse en el llamado “año electoral”. La responsabilidad es de todos quienes ocupen un cargo público. Reitero, necesitamos madurez política para trabajar en función del ansiado y necesario bien común.
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