Usar los datos para generar política, pero no para politiquear
La ciencia de datos es la disciplina para sacar utilidad a esta información. Los grandes datos superaron en valor del petróleo el año pasado y la tendencia es muy probable que se mantenga en el futuro.
Por ello, la recolección de datos para análisis y generación de campañas electorales; así como, de políticas públicas de acuerdo con esa disciplina, no debería ser algo para el futuro, sino estar haciéndose ya, pues, de lo contrario, continuaremos corriendo el riesgo de seguir tomando decisiones en la oscuridad, cuando todo lo que necesitamos es encender la luz, para ver con claridad y evitar seguir los cantos de sirena de los populistas.
Primero, debe dejarse de lado la politiquería y poner en el gobierno y en la Asamblea Legislativa, a personas capaces de entender y razonar, conforme a la evidencia presentada. Esto implicaría dejar de lado los clientelismos políticos, para que los mejores ocupen los puestos de responsabilidad política.
Segundo, en términos de partidos políticos, analizar tendencias y preferencias del electorado, presentando campañas electorales serias, no basadas en rasgar el tejido social y mucho menos en ponernos a pelear.
Utilizar el rasgado del tejido social, llevó a Trump a la presidencia, pero también al desenlace de pesadilla que hoy sufre su administración. Carlos Alvarado no anda muy lejos, con todo lo sucedido y, tanto el PAC como Trump, recurrieron a los datos para poder establecer tendencias y temas políticos de campaña.
El gane se los dio el tener los datos a mano y usarlos en su beneficio electoral, pero, por obviar la realidad, las decisiones tomadas fueron erradas, precisamente, por los sesgos ideológicos y el oportunismo de esas acciones políticas.
Es por ello importante que la ciencia de datos y su minería, que es como se le conoce a la obtención de esa información, se lleve a cabo de manera responsable y teniendo como norte los intereses públicos y nacionales, no partidarios. Una vez obtenidos los datos, las decisiones tomadas, con base en éstos, deben proteger los intereses públicos y nacionales y para nada cualquier otra interés particular o espurio.
Los cambios tomados con base en esa información, no pueden ser bruscos y deben respetar, en la medida de lo posible, patrones culturales, sin tratar de destruir las bases de las sociedades sobre las cuales están asentados los países y, menos aún, poner a la población a pelear para sacar ventaja política. Las facturas por hacer lo contrario son caras y los niveles de popularidad de Donald Trump; así como, de Carlos Alvarado, lo demuestran. Es necesario y obligatorio usar los datos para generar campañas y políticas públicas acordes con la realidad, lo que nunca se debe hacer es usarlos para politiquear; la evidencia así lo demuestra.
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