Un hueco enorme en nuestra Constitución Política
Los apreciados patriotas que promulgaron nuestra carta magna, costarricenses muy honorables y ejemplares sin tacha, pero como hombres sujetos a errores, dejaron un enorme vacío constitucional, digamos quizás que esto se debió al tipo de vida y sociedad que se vivía en el año 1949 o porque no tuvieron la visión de una Costa Rica por venir muy diferente, a la que ellos estaban viviendo.
En los últimos 30, 40 años la sociedad humana ha experimentado profundos, constantes y dramáticas transformaciones y la costarricense no es la excepción. Las sociedades para continuar su permanente tránsito, en un mundo que se desarrolla conforme a los nuevos avances tecnológicos, económicos, sociales y políticos, deben adaptar y actualizar sus leyes, sus constituciones.
Nuestro sistema político presidiencial, practicamente, tiene una presidencia imperial, donde sin importar el desempeño perjudicial de quien ocupe este cargo, no hay forma constitucional para retirarlo de su puesto e impedir así que siga actuando en contra de los intereses del pueblo, que libre y confiadamente lo eligió.
Al existir ese vacío; ante la presencia de autoridades incapaces, elegidas en las urnas, es evidente que al pueblo no le queda más alternativa que eventualmente tener que recurrir a la fuerza, a las armas y hasta promover guerras y con ellas, vendrían consecuencias indeseables para nuestro pueblo, como los muertos y la sangre de hermanos; desgraciadamente, este sería el único remedio ante un pésimo gobernante.
Hay un dicho porpular que dice: “El que nombra, tiene poder de quitar al nombrado”, referido a esto al Soberano-pueblo que eligió, en las urnas electorales, a aquellos que irán a ser cabeza del Ejecutivo; por lo tanto, el mismo Soberano deberìa poder destituir a aquellos que han traicionado la confianza de sus electores, mediante un procedimiento de respeto pleno y total apego al debido proceso, garantizado esto en el artículo 39 de nuestra Constitución.
Ese mecanismo de revocatoria de mandato no existe en nuestra actual Constitución Política, por eso un grupo de ciudadanos ha presentado ante la Asamblea Legislativa un proyecto de ley, el Referéndum Revocatorio del Mandato, para corregir ese error histórico y debilidad de nuestra democracia.
Si somos serios, maduros y patriotas responsables, debemos apoyar esa iniciativa, para heredarles las nuevas generaciones una sociedad más democrática, una que cuente con los instrumentos jurídicos necesarios, para mandar a sus casas a los altos funcionarios elegidos en las urnas, que no supieron cumplir a cabalidad con sus obligaciones, ni retribuir la confianza de sus electores.
En Costa Rica amamos sobre todo la paz, la libertad, el respeto a la democracia y a la dignidad y vida humana.
Todo lo anterior, es posible preservar mediante el voto ciudadano en un referéndum revocatorio de mandato, que se llevaría a cabo de conformidad con la ley y por decisión libre del pueblo, del Soberano, que decide obviar la violencia y la fuerza, tomando las decisiones correctivas con absoluto respeto a nuestro ordenamiento jurídico y en un ambiente de paz.
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