Tomemos las mejores decisiones
Estamos en momentos en que la toma de buenas decisiones es fundamental. No solo los que manejan grandes negocios, empresas o las altas autoridades públicas. Las decisiones deben estar enfocadas en valores y principios muy diferentes a los que han venido sirviendo de fundamento hasta ahora, pues es obvio que no han sido los que se requieren para tener una sociedad más justa y equitativa.
Requerimos de una manera diferente de hacer política y es urgente que se logren diferenciar muy claramente los políticos de los politiqueros, los políticos de los oportunistas, los políticos de los estafadores de ideas y de acciones, los políticos de los farsantes ideológicos y espirituales. Diferenciar entre ellos es un primer paso para tomar decisiones correctas.
Es muy lamentable escuchar o leer muchos escritos en las redes sociales la generalización malsana y prejuiciosa en el sentido que todos los que nos metemos a la política somos ladrones y corruptos. Esta generalización ha hecho decaer el valor de la política y ha hecho que, aquellos que desean servir simplemente decidan no meterse.
La política es el arte del servicio y los políticos de verdad, honestos, honrados, colaboradores e incluso patriotas existen y buscan las oportunidades para servir. Desgraciadamente los politiqueros y politiquilllos sin escrúpulos han invadido la cancha y la tarea que tenemos y a la que estamos llamados y máxime en estos tiempos electorales, es sacarlos de la arena política.
Generalizar confunde a la gente porque pierde confianza y ve a todos de igual forma aunque, con poco esfuerzo, podría diferenciar lo bueno de lo malo.
Que Dios nos ayude a enfocarnos en lo realmente bueno y en saber que la política es la herramienta más eficaz para el desarrollo de pueblos y personas, si la ponemos en las manos correctas y esa es la decisión que debemos tomar.
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