Más caro que las galletas de soda y café
Ottón Solís Fallas ha gravitado en en escena nacional desde su juventud, oriundo de Pérez Zeledón, se granjeó una carrera política, primero Oscar Arias Sánchez, le encomendó el Ministerio de Planificación y Política Económica, luego José María Figueres apoyó su llegada a la Asamblea Legislativa, posteriormente rompió con Liberación Nacional, hizo casa aparte, fundó el Partido Acción Ciudadana que nominó a los dos últimos mandatarios.
Ottón es un hombre preparado académicamente, su discurso respecto a la ética es aplaudido y adversado. Ahora veamos la encrucijada en la que como broma del destino se encuentra, la prueba a su fidelidad con los postulados proclamados un día sí y otro también.
Costa Rica acaba de incorporarse a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), una tarea titánica, demandó la confluencia de las más diversas corrientes ideológicas en el país, en un trabajo de años, se pasó el más estricto escrutinio, fue necesaria la aprobación de varias leyes en una Asamblea Legislativa particularmente fragmentada, contra muchos pronósticos ¡Se logró!
Al actual gobierno le restan unos meses, aproximadamente la gestación de un bebé.
El ministro de Comercio Exterior Andrés Valenciano, tal y como, lo señalan los estamentos de la OCDE, propuso a un funcionario de carrera para el periodo de transición. El Consejo de Gobierno atendió el deseo del presidente Carlos Alvarado Quesada y eligió a Ottón como representante.
El futuro electoral es incierto, los candidatos de oposición hablaron claro, si triunfan, luego del ocho de mayo próximo, quitarán a Ottón Solís.
En estos pocos meses, el representante, hasta hace unos días, ante el Banco Centroamericano de Integración Económica, sólo tendrá tiempo de instalarse en su nueva designación, ante una eventual derrota del PAC o por decisión del nuevo mandatario, a inicio del próximo año, otra vez se generará otro enorme gasto al repatriarlo.
Le pregunto, Ottón, desde su perspectiva de la ética, para no incurrir en gastos innecesarios: ¿No es más consecuente con sus postulados atender con humildad la posición del Ministro de Comercio Exterior?
Si a lo anterior, le suma la oposición de una mayoría de diputados, quienes ya anunciaron le harán la vida de cuadritos al gobierno, urgido de trámites en la Asamblea Legislativa: ¿No es mejor desistir, al menos temporalmente al cargo?
No se trata de demerito a sus credenciales, de momento, ante la inminencia del cambio de gobierno, aunque triunfe el candidato del partido fundado por usted: ¿No es más de sabio ser prudente, decoroso y ético esperar?
Ottón, por el bien de la patria, desista a su designación, faltan pocos meses, podría ser en el corto plazo, entre por la puerta grande, lo que sería más merecedor.
Doblegue el ego, ese que a todos nos juega malas pasadas, de lo contrario, su tozudez, nos saldrá más cara que lo ahorrado con galletas de soda y café.
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