La cuarta revolución industrial
Se anuncia con algarabía; pronosticando un gran triunfo; la Cuarta Revolución Industrial. El triunfo de la tecnología, con sus máquinas, imponiendo un nuevo orden en el mundo. Tecnología que está deslumbrando a grandes consorcios económicos, con la promesa de una prosperidad sin precedentes. El costo sería el sacrificio de la clase asalariada, obrera y profesional; cuyos salarios serían absorbidos por la 4tª. Revolución Industrial y las grandes empresas económicas.
Pero hay una pirámide, una cadena en el movimiento económico y cuya base la forman los consumidores, los clientes. Sin éstos, la pirámide cae, la cadena se rompe y arrastra abajo a consorcios y empresas que se estimaban sólidamente seguras.
La base de esa pirámide; aunque parezca insignificante; la forma la clase asalariada; que es donde se origina el movimiento de consumo, la demanda de bienes y servicios que a la vez, sustenta el movimiento económico y da dinamismo, vigor y prosperidad a las empresas.
Es como los grandes y caudalosos ríos, que deben su origen; y que alimentan su movimiento; a pequeñas gotas que brotan de las montañas. ¿A quién se lo ocurriría eliminar ese humilde nacimiento?
Descartar a la clase asalariada, es un suicidio empresarial. Máquinas apoyando al trabajador, no sustituyéndolo.
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