Quedó atrás el bicentenario

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Quedó atrás el bicentenario
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Como es costumbre de la Municipalidad de San José y su alcalde don Jonny Araya, en cuanto a su especialización en lucidos espectáculos tipo Las Vegas, hay que reconocer que, en la celebración del bicentenario, se unieron diferentes gremios para que, en las circunstancias actuales, la tele normalidad tomara protagonismo.

Costa Rica celebró paradójicamente 200 años de independencia, en medio de la peor crisis por la que ha atravesado el país, crisis económica, corrupción galopante, inseguridad ciudadana, narcotráfico, crisis sanitaria, libertad cuartada, educación atroz y un aparato estatal hiper burocrático y reglamentsita incapaz de brindar soluciones oportunas, reales y contundentes a las personas.

Cifras que rompen récords enrojecen de pena y dolor a los costarricenses, como el 17.5% de desempleo, 47% el empleo informal, el informe del estado de la educación   augura un enorme crecimiento de la pobreza para este sector estudiantil, una pésima infraestructura vial, la ciudad capital más desagradable de Latinoamérica.

Ilustrativo, digno ejemplo a seguir para los gobernantes actuales, el tema desarrollado en el espectáculo del 15 de setiembre, tal pareciera que, los ilustres próceres quedaron dormidos y atados en la historia, para dar paso a oportunistas gobernantes que piensan sólo en intereses creados a través de redes de cuido.

Los discursos introductorios de don Carlos Alvarado y don Jonny Araya para el espectáculo de bicentenario, fueron totalmente desdibujados de la realidad nacional.  Respetados señores Presidente y Alcalde, la realidad nacional es crítica, donde el Estado de Derecho, la paz social y el buen nombre del país están en juego.

El novedoso término “tele normalidad”, por cierto, muy conveniente para cuartar libertades fundamentales de los ciudadanos y generar riqueza a un reducido grupo, que no pocas veces, recurre a la desinformación, es otro factor que atenta contra la democracia, las garantías sociales y la libre determinación del individuo.

Hoy el atolillo con el dedo, término utilizado por nuestros antepasados, que en la actualidad toma vigencia, con los discursos del presidente y el alcalde de San José, aunado a un espectáculo que, como espectáculo y mensaje fue excelente, queda en evidencia que predicar con el ejemplo, no es el caso de los actuales gobernantes.

No es posible que la única misión de este gobierno sea hipotecar al país, cargar de impuestos a los costarricenses de clase media y pobre; peor aún, exonerar a algunos cuantos millonarios de los tributos; basta ya de cinismo, corrupción y prepotencia, basta ya de amenazas y miedos, las que sólo ponen en evidencia la ineptitud.

Basta ya de abusar de este noble pueblo que, lo único que pide es honestidad y  sensatez de los gobernantes y que lo dejen trabajar para vivir dignamente.

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