Creación de un colegio y qué es FARO
Hace algunos años me correspondió ser cofundador de un colegio de primaria y secundaria y también ser su Director y profesor. Esto me permitió conocer y tratar a muchos niños y jóvenes, llegando a ser tutor o consejero de algunos de ellos. También conocí a numerosos padres de familia.
No fue mi propósito ser educador pero asumí esos cargos con responsabilidad y entrega. Me inspiraron los principios de la Educación Personalizada de Víctor García Hoz. Por ejemplo, si un alumno solamente rendía 8, lo invitaba a pasar a 9, y así sucesivamente, sin presionar a nadie ni hacer acepción de personas. Poco a poco me fui ganando el cariño y la empatía de niños y jóvenes. Solo me faltaba un punto: Engarzar los valores familiares, ambientales y patrios a los ideales del colegio. Cuando esto se consigue no hacen falta las pretendedidas buenas o regulares intenciones de FARO, cuyos propósitos son los siguientes:
F.- Fortalecimiento
A.- Aprendizajes
R.- Renovación
O. Oportunidades
Esos significados aislados podrían unirse así: Fortalecimiento de aprendizajes para la renovación de oportunidades.
Si FARO consigue elevar la educación nacional, magnífico; si no lo consigue, corresponde a los educadores lograrlo, sobre todo con el estudiante a quien más le cueste avanzar en el estudio.
Toda enseñanza es perfectible, empeño que en Costa Rica decae lentamente, sobre todo en un ministerio como el de Educación, tan disperso por todo el territorio nacional. Ciertamente, lo que este ministerio más necesita es un faro que le enrumbe el camino.
Esperamos que el nuevo Ministro de Educación ponga orden a pesar del poco tiempo que le queda. Ojalá que los educadores no politicen el asunto.
No está en juego ni la revista interna del mencionado ministerio ni el nombramiento del profesor de Ciencias Sociales, cuyo sesgo político controversial no tienen por qué soportarlo los estudiantes de quinto año. En cuanto a la revista mencionada, también es ilógico pedirles a 70.000 estudiantes de quinto grado que respondan a un absurdo cuestionario de 651 preguntas.
Finalmente, no puede esperarse mayor cosa, aunque duela decirlo, de uno de los más importantes ministerios del país, este realmente necesita de un faro, para poder encontrar su rumbo, tan desorientado últimamente.
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