¿Por Qué Nos Cuesta Disculparnos?
Estoy segura que muchos oyentes coincidirán en que algo difícil de hacer es ofrecer disculpas o lo que es lo mismo, reconocer que nos hemos equivocado.
Disculparnos es tan incómodo que nuestro propio subconsciente ha buscado formas de evitarlo o al menos, de disimularlo, por lo que recurrimos a estrategias como explicando las razones por las que reaccionamos de esa manera, quitarle importancia a lo sucedido, tomarlo como broma o hasta evitar tocar el tema en futuras conversaciones.
¿Por qué nos cuesta tanto disculparnos?
Una de las razones de esto es que admitir un error es un golpe a la autoestima, ya que queda en evidencia que hemos fallado en algo, frente, al menos, una persona.
El segundo motivo implica cierta percepción de que se pierde poder o estatus. Algunas personas sienten que es humillante lo que se conoce como «agachar la cabeza» ante los demás.
Por último, el tercer motivo es el miedo a que suframos una sanción o castigo por la falta cometida o algo aun peor, que nos disculpemos, pero que nuestra disculpa, no sea aceptada-
Todas estas razones tienen algo en común se basan en lo que sentimos nosotros y no en lo que pueda sentir la persona a la cual le fallamos. Es decir, es una muestra de lo que llamamos narcisismo, por lo que los especialistas han concluido que entre más narcisista sea una persona, más difícil se le va a hacer disculparse ante los demás.
La recomendación que ofrecen los que conocen sobre esta materia es, en primer lugar, hacer un autorreconocimiento de que somos dados a fallar, que no hay nadie perfecto y que de toda experiencia debemos aprender. La otra es lo que llaman una conexión empática, o en otras palabras, ponernos en los zapatos de los demás y darnos cuenta que eso que hicimos o dijimos afectó a otros.
Una vez que nos identifiquemos con lo que siente esa persona, será más sencillo, ofrecerle una disculpa que salga del corazón.
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