Compartamos dichas y alegrías con quienes convivimos
Es mejor vivir unidos y no separados. Somos hijos de un mismo Padre. Por tanto, somos hermanos. Que el tiempo histórico en que vivimos, lo predominante sea la unión, la serenidad, el amor y la paz.
La guía, la luz y la inspiración de nuestra conducta están en la paternidad, la filiación espiritual y la fraternidad. No somos hijos de la nada. Recuperemos cuanto hemos perdido: es de rigor echar marcha atrás. Hay cosas muy claras que nos esperan: La vida y la felicidad eternas. Conquistarlas es el rumbo supremo de nuestra existencia. Lo de aquí, lo de abajo es servir a todos, es perdonar y olvidar enojos y rencores. Además, es servirle a una patria que lo merece y lo pide. Lo valioso cuesta y no debe abandonarse una vez conquistado. Olvidarlo es casi un delito.
Por consiguiente, el voto no puede omitirse. El artículo 93 de la Constitución Política es muy claro. Expresa: “El sufragio es función primordial y obligatoria y se ejerce ante las juntas electorales en votación directa y secreta, por los ciudadanos inscritos en el Registro Civil”.
Nuestra patria está llena de necesidades: Empleo, educación, vivienda, salud, oportunidades… . De momento puede suceder que también nuestra plataforma cívico-democrática no soporte la ambición desbordante de tantos partidos políticos; sería como cambiar el camino republicano heredado de la Independencia. Este es un legado histórico vivo y fuerte, yace muy enraizado en nuestro suelo; no defenderlo es peligroso. Es mala costumbre del costarricense mirarlo todo con indiferencia o con ojos de partido político, medien o no facilidades para el país otorgadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), como si todo lo mereciéramos.
Esto que viene debería incitarnos al orgullo: anuncia el Barómetro Político Latinoamericano, que nuestra democracia ha sido declarada la tercera mejor del mundo. No obstante, decía el expresidente don Ricardo Jiménez que al tercer día ya aquello estaría olvidado.
Si el mundo acoge las siguientes palabras, sale victorioso: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Estas palabras bajaron de lo alto para nosotros. Su difusión hace al mundo mejor; insertarlas en nuestras acciones diarias infunden fuerza y ánimo.
Transformemos las palabras en hechos y seamos constructores de un mundo mas humano, optimista y feliz.
Para los elaboradores de Panorama y de sus oyentes en este primer mes del año, un sentido saludo de Año Nuevo.
Y para todos, la siguiente respetuosa invitación: Salgamos a votar.
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