2022: Año de la verdad
Han pasado, prácticamente, ocho largos años de tanteo, improvisación y antojos políticos; producto de la inexistencia de un verdadero sistema de partidos políticos, sin ideologías, principios ni valores, por esto no hay resultados en beneficio del mayor numero.
Pasamos de un tripartidismo a un pluripartidismo de alianzas, con sus ventajas y desventajas y continua en este mes una campaña atípica, con covid, sin signos externos y con una apatía sin parangón para todos los veintisiete partidos que se disputan el poder.
Sin mayores propuestas de los partidos participantes a los prioritarios problemas del desempleo, la corrupción, la falta de reactivación de la economía, con mucha incertidumbre e inseguridad ciudadana. Se reinicia una campaña con un alto numero de indecisos, con más mujeres y jóvenes que adultos mayores que decidirán, en definitiva, el seis de febrero, las elecciones.
El mayor peligro para la democracia costarricense es el populismo, de derecha o de izquierda, que no han dado frutos en nuestra América, queremos una democracia económica y social, pero con resultados. Solo a través del voto racional y responsable podremos enderezar el rumbo de este barco que navega a la deriva.
El país no aguanta otro gobierno igual o peor que este, la democracia necesita que al menos el Estado garantice las necesidades básicas, como dice la Convención Americana, tenemos derecho a un buen gobierno y una sana economía, hay que detallar este principio vía leyes. Esperemos que sea un reto para los futuros diputados; que por cierto, urge una modificación a la forma de su escogencia y una modernización del ordenamiento jurídico público, solo asi saldremos adelante para alcanzar una democracia más libre, más justa y más prospera .
Acudamos a las urnas a emitir un voto responsable y comprometido con Costa Rica.
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