El arrepentimiento
En 1981, un joven estadounidense llamado Bruce viajaba por el norte de Francia cuando una guapa muchacha llamada Sandra subió a su tren, en París, y se sentó a su lado.
La conversación surgió con facilidad, y pronto estaban riendo y tomados de la mano.
Cuando llegaron al destino de Sandra, una estación en Bélgica, se besaron y, en un impulso, Bruce consideró bajarse del tren con ella para ver a dónde lo llevaría la vida. En cambio, rápidamente escribió su nombre y la dirección de sus padres en un trozo de papel.
Casi tan pronto como las puertas se cerraron, Bruce se arrepintió de no haber seguido su instinto. Después de su regreso a Estados Unidos, recibió una carta de Sandra.
«Tal vez sea una locura, pero cuando pienso en ti, sonrío», decía, pero, misteriosamente, no contenía la dirección del remitente.
En las décadas posteriores a ese encuentro, Bruce nunca dejó de preguntarse qué podría haber pasado si se hubiera bajado del tren.
Esta historia es solo una de las 16 mil que el autor Daniel Pink recopiló en su Sondeo Mundial sobre el Arrepentimiento.
Analizando estos datos y basándose en los últimos experimentos científicos, Pink ha podido identificar cuatro tipos diferentes de arrepentimiento. Esta investigación, descrita en su nuevo libro, titulado, El poder del arrepentimiento, nos ayuda a comprender el papel crucial que juega este sentimiento en nuestras vidas, desde ayudándonos a cultivar amistades y tomar decisiones responsables, hasta medir mejor los riesgos.
Según Daniel Pink existen cuatro tipos de arrepentimientos: Los fundacionales, que giran en torno a una falta de responsabilidad, que ha traicionado nuestra necesidad de estabilidad. Esto incluiría faltar a la escuela, gastar demasiado o descuidar nuestra salud.
En segundo lugar, están los arrepentimientos por falta de audacia, que son los que provienen de ser demasiado cautelosos. Como el que experimentó Bruce en ese tren que viajaba por Francia y Bélgica.
Los arrepentimientos morales son la tercera categoría, se centran en otras personas a quienes hemos lastimado con nuestras propias fallas. Engañar a una pareja es uno de los ejemplos más obvios y comunes.
Y el cuarto tipo de arrepentimiento es el vinculados a la falta de conexión, que se refiere a la pérdida de relaciones con familiares, amigos o colegas, a menudo por simple falta de comunicación.
Si bien, arrepentirse de algo no es del todo malo, ya que n muchos casos es una muestra de nuestro propio deseo de autoprotegernos, si llegásemos a sentirnos decaídos podemos apelar a tres medidas.
La primera es socializar este sentimiento con los demás, luego es comprender la situación y la razón por la cual no hicimos o hicimos lo que ahora nos estamos recriminando y lo tercero es siendo más comprensivos con nosotros mismos, asumiendo el papel de un amigo al que le estamos contando nuestra situación.
Fuente: BBC MUNDO.
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