La primera impresión

Es parte de la esencia humana y aunque nos resulte repudiable, cuesta que no lo hagamos…

Adivinó, se trata de juzgar a las personas.

Dicen que nunca hay una segunda oportunidad para dejar una buena primera impresión y tal, parece que dicha expresión es muy cierta.

Los seres humanos tendemos a juzgar a los otros casi de forma inmediata y es muchos casos esa imagen que nos formamos, dura para toda la vida.

De hecho, esa imagen inicial es tan potente que los hechos raramente la desmienten. Una investigación dirigida por el psicólogo Jeremy Biesanz, de la Universidad de Columbia Británica, en Canadá si hemos decidido que alguien es inofensivo y buena persona, probablemente seguiremos pensándolo en el fondo, incluso aunque nos haya agredido.

Una hipótesis sobre porque juzgamos tan rápido a los demás indica que es el resultado de una adaptación evolutiva,

Cuando nuestros ancestros se encontraban entre ellos, debían decidir rápidamente si el otro sujeto era de fiar. Esa es, precisamente, la característica principal que aún hoy entresacamos en un primer vistazo: la confianza que la otra persona nos genera. En el pasado, esa decisión podía marcar la supervivencia del individuo. Aunque en la actualidad esa especie de juicio rápido acerca del otro ya no parece tan necesaria, la fuerza de la primera impresión sigue grabada en nuestra genética.

Otra explicación indica que nuestros cerebros necesitan descifrar a quien vemos o con quien hablamos, por lo que en fracciones de segundo analizan a la persona y sacan una conclusión. Luego de ocurrido este ejercicio, es difícil reprogramar nuestro cerebro, más no imposible.

Y es que no todo está perdido si tuvimos un mal comienzo, solo que, según los expertos, nos tomará más tiempo conseguir una opinión favorable, si le primera no fue tal y como la esperaba.

Fuente. Muy interesante.es