Tormentas solares
En 1859 se produjo la mayor tormenta solar que se haya registrado.
En aquella época la tecnología era obviamente diferente a la actual y los mayores efectos se vieron en todas las líneas telegráficas que se apagaron durante 14 horas. Hoy en día, un evento de esa magnitud crearía problemas mucho más complicados de tratar.
De hecho, según las autoridades del Reino Unido, así como de otros países las tormentas solares son uno de los peligros naturales de mayor prioridad debido a la afectación económica y de otra índole que provocaría un evento similar al de 1859.
Hablamos de impacto en satélites, líneas de telecomunicaciones, medios de transporte, y distribución de energía serían algunos de los principales impactos que provocaría una tormenta solar de grandes dimensiones.
Dado el alcance de nuestra infraestructura tecnológica actual, se estima que el próximo evento cercano al ocurrido en 1859 causaría más de $ 2.6 billones en daños en todo el mundo y requeriría de cuatro a diez años para una recuperación completa.
Ahora bien, gracias a los avances tecnológicos actuales, un evento de este tipo ahora podría conocerse con unos tres días de anticipación, lo cual ofrece un margen de para poder reaccionar, al menos en parte.
Lo que aún no hemos logrado “afinar” es el el cálculo exacto del impacto de una tormenta solar, en algunos casos, un evento de este tipo puede experimentar desviaciones y solo rozar la Tierra, o bien podría ser que sus efectos sean más directos que los previamente analizados.
Se calcula que las tormentas solares tienen ciclos de entre 80 y cien años, la esperanza es que cuando llegue el momento, el mundo esté mejor preparado para enfrentar dicha emergencia.
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