La seducción populista

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La seducción populista
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Costa Rica no está para improvisaciones y muchos menos para continuar por la senda de la ineficiencia, la desidia y la falta de experiencia y voluntad por la que nos ha llevado el actual Gobierno. Pero tampoco está exenta de caer en la seducción de los discursos populistas de ciertas figuras mediáticas, quienes se empeñan en señalar problemas y ofrecer soluciones llamativas pero carentes de todo sustento legal, técnico o científico que se basan en resentimientos y que comprometen nuestra institucionalidad con disparates inaplicables en democracia.

El país tampoco necesita profundizar en diagnósticos que nos señalen cuáles son los grandes retos. Existen cientos de estudios y diagnósticos serios que retratan la realidad por la que atraviesa nuestra nación. Se requiere pensamiento, voluntad, liderazgo y visión para aprovechar estos estudios y acompañarlos de propuestas viables al corto, mediano y largo plazo por el bienestar de todas y todos quienes habitamos en este país.

Urge ennoblecer la política y elevar el debate político, lo cual resulta imposible si algunos de quienes aspiran a gobernar, en lugar de proponer ideas sobre la mesa para ser debatidas y enriquecidas con los aportes de los actores sociales, políticos y económicos del país, se dedican a exponer ocurrencias al mejor estilo demagógico de Maduro o Trump.

La política implica diálogo y negociación, pues se trata de la ciencia del convencimiento y no la salida fácil de la imposición. Allí radica la sapiencia de nuestra ciudadanía. Debemos confiar con nuestro voto a quienes han demostrado idoneidad para dialogar y negociar, sin dejarse arrastrar por la algarabía mediática de las campañas de quienes hablan mucho para criticar pero nunca han sido capaces de proponer y alcanzar objetivos con seriedad y responsabilidad.

Así como es irresponsable presentarse con ocurrencias basadas en el resentimiento, es más irresponsable apoyar a quienes bajo estas premisas solo generarían un caos mayor a nuestra institucionalidad.

Los hábiles seductores populistas, se promueven ante los ciudadanos como “uno más de ellos”, pues parte de su engaño radica en renegar de la política como algo consustancialmente malo, aunque se valgan de ella de la peor forma para extender una plataforma tan cargada de extremismo como de inoperancia para brindar soluciones efectivas a los grandes temas de interés nacional.

Ejerzamos una ciudadanía responsable, analizando con mesura las distintas ofertas electorales y tomemos decisiones basadas en equipos de trabajo experimentados y serios. Ya vimos estos cuatro años, cómo nos fue como país por apostarle a la improvisación y al discurso vacío.

 

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