Los descartados de la política
En 35 años nunca fuimos más desiguales… o, al menos, nunca se reflejó en datos una desigualdad como la que vive Costa Rica en la actualidad. Así se desprende del Informe Estado de la Nación 2022 a través del coeficiente de Gini, el cual es uno de los indicadores más usados para medir la desigualdad.
Más allá del frío dato, esto solo viene a confirmar lo que por años ha venido sucediendo en el país y que lamentablemente debo seguir reiterando: tenemos un modelo de desarrollo económico que sigue incrementando las brechas entre hermanos, entre regiones… que sigue simplemente dejando sin posibilidades de verdadero progreso y desarrollo integral a cientos de miles de personas.
Hace apenas un año atrás, estábamos en la curva de ascenso de la campaña política, la cual, como todas, supuestamente ofrece las soluciones país, la salida de la pobreza, el progreso en infraestructura y la más alta calidad de vida. No importa el oferente político.
Lo cierto es que nuestro país no cambia. Año con año, el Estado de la Nación y otra serie de análisis y estudios nos dan indicadores que reflejan la preocupante situación que se vive en Costa Rica. Podemos medir educación, seguridad ciudadana, empleo, pobreza… no importa… la cuestión es que no avanzamos o retrocedemos drásticamente. Los pobres siguen siendo a fin de cuentas los descartados de la política.
Hace escasas semanas, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) revelaba resultados de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) 2022 que nos decían que 1 de cada 4 personas viven en pobreza. Casi 400 mil hogares viven en pobreza: es otro de los datos dramáticos.
Sabemos que la pandemia provocada por el COVID-19 causó estragos y, en parte, es responsable del aumento de muchos de los indicadores que revelan la mala situación de muchas familias. Pero, también, la pandemia fue simplemente un detonador que terminó revelando que las situaciones que ya estaban mal, en realidad estaban peor de lo que imaginábamos.
Costa Rica requiere de un verdadero giro que le permita volver a otras décadas en las cuales el progreso se podía visualizar, digamos en electrificación, en su momento en carreteras… en educación, seguridad social. Verdaderos reformadores sociales pusieron en el centro de la política a la persona humana.
No podemos seguir lanzando la bola hacia adelante en temas que necesitan atención inmediata. El deterioro en cifras refleja también descomposición social. Unirnos es el camino. Ponerlas en el centro del desarrollo y dejar de descartar a las personas, especialmente a las más vulnerables, es el único modo de pensar en un mejor horizonte.
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