¡Aprovechar todo lo bueno que la vida nos da!
Como cada inicio de año, una gran cantidad de personas están siempre llenas de ilusiones, sueños y proyectos, pero lamentablemente también, como de costumbre, muchos solo se quedan en el intento y en las buenas intenciones… ¿Qué podemos hacer entonces, en esta ocasión, para sacar el máximo provecho del nuevo año?, máxime en estos particulares tiempos…
Aunque estemos pasando por una época difícil en el ámbito social y económico, debemos realizar nuestro mejor esfuerzo por aprovechar todo lo bueno que la vida nos da y potenciar las oportunidades que tenemos para vivir, desarrollarnos, proponer y hacer. Es decir, hay que luchar por conseguir nuestros propósitos, ya sea profesionales, familiares o sociales y esforzarnos porque no queden solo en nuestra agenda como metas que «ojalá algún día se realicen». Por supuesto que ahí anotados y guardados nunca se cumplirán por sí solos.
Ahora bien, a lo mejor no podamos cumplir todas nuestras metas por determinadas circunstancias que pueden existir en el camino, pero por lo menos deberíamos tener la conciencia tranquila al haber hecho nuestro mejor esfuerzo. Lo importante es evaluar qué fue lo que interrumpió el proceso del cumplimiento de nuestros propósitos para que al siguiente año podamos vencer esos obstáculos que nos impidieron concretar nuestros sueños.
Por eso hay que pensar en lo que queremos obtener del año nuevo y qué estamos dispuestos a hacer para lograrlo. Desde ya debemos tener claro que el esfuerzo será condición indispensable, pues una voluntad determinante y necesaria es vital para la obtención de cualquier logro, sobre todo aquellos que tiene que ver con el crecimiento interior.
Por qué no aventurarnos a decir: «desde hoy, desde este primer día, todo será distinto”. En mi hogar, voy a desterrar ese egoísmo que tantos males provoca, voy a estrenar un nuevo amor con mi familia, seré mejor padre, madre o hijo. Seré también distinto en mi trabajo, no porque vaya a cambiarlo, sino por el firme compromiso de ser mejor en él. Incluso desempolvar nuestra solidaridad para poner un poco más de empatía y generosidad en nuestra jornada diaria. Aspiremos a otro estilo de vida, a otra forma de ser, ¿por qué no intentarlo?
Que el nuevo año nos depare, lo que nuestra esencia requiera para que obtengamos la mejor calidad de vida debida posible en esta nueva etapa que estamos iniciando. Yo, por lo menos, me uno a los grandes insatisfechos, a los que reniegan de la mediocridad, a los que aún conscientes de sus debilidades confían y luchan por una vida mejor, por un 2023 colmado de paz, amor, salud, armonía, unión, felicidad y prosperidad para todos.
¿Y usted?
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