Los domingos
Los domingos eran día normal hasta que hace 1700 empezaron a ser lo que hoy son en la mayoría de los países del mundo: un día de descanso.
Todo empezó el 7 de marzo del año 321, cuando ya se había extendido que la semana tuviera 7 días y que existiera uno que fuera de descanso, por ejemplo, para lo judíos ha sido el sábado.
Pero volvamos a ese 7 de marzo de 321, en Roma, donde el emperador Constantino el Grande emitió un edicto declarando que el domingo tenía que ser el día para descansar. Y aquí tenemos el edicto el cual leemos a continuación:
En el venerable día del Sol que lo magistrados y las personas que residan en las ciudades descansen, y que todos los talleres cierren.
En el campo, sin embargo, que la gente que se ocupa de la agricultura pueda libre y legalmente continuar con sus tareas porque a menudo sucede que otro día no es adecuado para la siembra del grano o la plantación de viñas; no sea que por descuidar el momento propicio para tales operaciones la liberalidad del cielo se pierda.
¿Y por qué precisamente el domingo había sido seleccionado como día de descanso? Pues parece que fue una jugada política del emperador, ya había cristianos en todo el imperio que dedicaban el ese día al culto religioso. Pero más importante aun es que la mayoría de no cristianos consideraban el domingo como un día especial, pues era usualmente cuando les pagaban.
Y quizás también fue determinante que se trataba del día especial del Sol Invicto, un culto oficial en el Imperio desde 274 que era particularmente atractivo para las clases altas senatoriales. Con lo que este emperador, reconocido por promover el cristianismo, también le quedó bien, a quienes al Sol como un dios.
Nada tonto Constantino.
Para nada.
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