Reconocimiento a la labor del buen Padre en su día
Día del padre, un día oscilante para su celebración, como si la importancia de este día tan especial se tratase de un acontecimiento opaco de menos brillo; este día tan especial debería, bajo tan exaltado concepto de “inclusión, contar con el apoyo de este enfoque inclusivo y asignarle un día específico y hasta con feriado incluido, para así hablar el mismo idioma de igualdad.
El padre amoroso, abnegado, respetuoso y responsable que, a propósito, son la inmensa mayoría, ubica dentro del orden de las principales prioridades a sus hijos, para ellos será el fruto de su trabajo, las oraciones y el agradecimiento a Dios por el sustento, el abrigo, el techo, la salud y todos los bienes recibidos para su familia.
El padre amoroso vive el verdadero amor por sus hijos sean buenos y malos instantes vividos, sabe sufrir, con el corazón estrujado, los quebrantos de salud, las vicisitudes y los sueños rotos de sus hijos; el padre amoroso será siempre mientras tenga un aliento de vida, el bastión, el consejo oportuno y en no pocas ocasiones hasta la tabla de salvación para sus hijos.
Al padre abnegado, honesto y trabajador, es necesario mirarlo como un héroe, no como un simple proveedor, menos aún, creer sin consideración ni agradecimiento alguno, que su labor se limita a una “obligación”, cuando la realidad es que el buen padre realiza esta labor por amor a sus hijos y jamás por obligación.
Adecuada la ocasión para sacar de la estigmatización al buen padre, por mucho tiempo, injustamente, se le han colocado los títulos de ogro, el que castiga, el bravo, el inflexible, producto del, “ya verás cuando llegue su papá”, la corrección y orientación de los hijos, tiene que ser un trabajo de mutuo acuerdo entre los dos padres.
El padre responsable, al concluir el trabajo del día y sus bemoles, en ocasiones termina abrumado, cansado y extenuado; él desea llegar a su hogar a descansar, abrazar a sus hijos y esposa, jugar con su familia, disfrutar del calor familiar, el padre desea recargar energías, no quiere regularmente escuchar quejas para luego tener castigar a sus hijos.
La educación de los hijos involucra amor, corrección, diciplina, orientación y respeto; bajo estas primicias el acuerdo mutuo entre mamá y papá es fundamental en el momento adecuad; es tarea de ambos cerrar filas para que los hijos entiendan que toda acción tiene una consecuencia y los padres son los encargados de orientar.
En la viña del Señor hay de todo; madres y padres desnaturalizados, estoy convencido, gracias a Dios, que son los menos, dada esta lastimosa realidad, no es motivo para desmerecer el trabajo brillante y valioso de todos aquellos buenos padres que cumplen a cabalidad dentro de sus posibilidades tan noble labor.
Feliz día del Padre.
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