Costa Rica debe condenar cualquier forma de dictadura

En toda dictadura encontramos que, para el tirano gobernante, no existe la ley sino el poder. O mejor dicho: para el cínico dictador, la ley y el poder son uno solo, y es él quien los representa.

Por los medios de comunicación colectiva, los costarricenses miramos la desgarradora y macabra migración nicaragüense, cubana, venezolana, haitiana y de otros países que arriban día a día nuestro territorio.

Miles de hombres, mujeres, jóvenes y niños pequeños, sufren de innombrables abusos en los distintos países por los que tienen que transitar, para buscar un mejor futuro; la mayoría intentar ¡y sólo intentar! llegar a los Estados Unidos de América, pretendiendo alcanzar en su desesperación el añorado sueño americano.

Es de todos conocido que las instituciones gubernamentales y no gubernamentales de los distintos países, así como los organismos internacionales y organizaciones de asistencia al migrante, no dan abasto con la gigantesca cantidad de denuncias sobre los maltratos, desapariciones, violaciones sexuales y extorciones a las que se ven expuestas estas indefensas personas.

Sin embargo, los gobiernos de los países de donde provienen estos migrantes, parecieran no querer prestar mayor atención a la situación lamentable que sufren estos compatriotas suyos, los cuales huyen de la violencia, la delincuencia o el hambre que reina en sus respectivos países.

Por tal razón, a muchos costarricenses nos produce mucha indignación saber, a través de diferentes medios periodísticos, que la fracción del Partido Frente Amplio de nuestra Asamblea Legislativa, se abstiene siempre de votar las mociones de censura y condena para los gobiernos represores de Venezuela, Nicaragua y Cuba.

Países que han convertido las rimbombantes ideas de un tal “Socialismo del siglo XXI”, en dogmas de un modelo de planificación centralizado violento, represivo y obsoleto, en el que sus lideres, prácticamente, se ven a sí mismos como los señores feudales de un territorio que simplemente no les pertenece.

Pareciera que a los jóvenes diputados del Frente Amplio le es fácil tragarse las repudiables acciones de los Castro, los Chaves y los Ortega-Murillo, quienes pisotean y desconocen los derechos de sus compatriotas, una vez que cuando llegan al poder. Tal como reza el sabio refrán, pareciera ser que, estos frenteamplistas prefieren “hacerse de la vista gorda”. Aunque ellos sí tienen la libertad política que les concede la Constitución costarricense, la cual abriga y asegura los ideales democráticos.

Sería bueno que estos diputados repensaran su posición en este tema, y se acercaran a las esquinas de los semáforos, a los parques públicos y a las paradas de autobuses, para que puedan escuchar de primera mano las historias de estos seres humanos que han perdido todo.

Costa Rica debe condenar toda forma de dictadura, incluyendo, por supuesto, la evidente complacencia de la fracción del Frente Amplio hacia algunas de ellas.