El buen hábito de ahorrar
La práctica del ahorro como provisión para el futuro es más antigua que la propia humanidad. Se trata de una estrategia de supervivencia básica, como demuestra el hecho de que existen muchas especies de animales y plantas que reservan alimento, agua o energía para utilizarlos en momentos de escasez.
El ahorro fue, en sus orígenes, la libertad para construir futuro, se sacrificaba consumo para disponerlo en épocas de dificultad. Convirtiéndose un ejercicio sistemático y planificado, en la Edad Media surgen las primeras instituciones financieras y desarrollarse la banca de depósitos. Siglos más tarde, durante la Revolución Industrial, se convertiría en un hábito, cada vez, más común entre la clase trabajadora, ya que permitía acumular capital para invertir en negocios o propiedades.
Actualmente, el ahorro es una práctica en todo el mundo donde las instituciones financieras lo promueven como una herramienta para garantizar la salud financiera de nuestros clientes. Independientemente de sus ingresos, destine una parte para ahorrar, preferiblemente el mismo monto para convertirlo en un hábito quincenal o mensual; recordemos que esta es una forma ordenada para cumplir metas, darnos un gusto o cubrir cualquier emergencia.
Este hábito debe ir acompañado de la decisión de definir el instrumento financiero más adecuado, como una cuenta de ahorro, certificado a plazo o mediante un fondo de inversión; decisión importante para asegurar que el ahorro obtenga intereses o ganancias sobre la cantidad invertida.
La edad, la educación financiera y el nivel de renta determinan la forma en que ahorramos; cifras de la Encuesta Mundial Gallup sobre Ahorro, en el 2020, aproximadamente el 29% de la población mundial ahorra de manera regular; aunque recordemos que las tasas varían según el país o la región, y pueden estar influenciadas por factores económicos, culturales y sociales.
Datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, señalan que la pandemia “Covid-19” fue un catalizador de la inclusión financiera en la región, registrando un aumento en la apertura de 40 millones de nuevas cuentas de ahorro, como un contingente para afrontar eventos positivos o negativos.
Ante la disyuntiva de ahorrar en dólares o colones, hagámoslo según la moneda de ingresos, si son en colones, ahorrar en esta moneda ofrece estabilidad y conveniencia en sus transacciones diarias, además de reducir el riesgo cambiario. A menos que requiera realizar compras en dólares o que el plan de inversión y gastos sea en esa moneda por tratarse de un viaje a países dolarizado.
El ahorro es la base de una buena salud financiera, siempre es útil consultar un asesor financiero para recibir recomendaciones según su realidad. Cuanto más pronto iniciemos el hábito, más cercana estará la fecha en que veremos resultados, generemos la disciplina del ahorro, que ha demostrado ser una herramienta muy efectiva a lo largo de la historia.
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