Solidarismo afronta acciones debilitantes

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Solidarismo afronta acciones debilitantes
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Hoy, 3 de noviembre celebramos 21 años del Día Nacional del Solidarismo. Este movimiento histórico, autóctono costarricense, representa una valiosa contribución a la promoción de la paz social y la armonía obrero-patronal y es un pilar fundamental para construir un desarrollo más inclusivo, justo y participativo. Propone un nuevo modelo social y económico sostenible, que va más allá del individualismo y la búsqueda desmedida de acumulación de riqueza. En su lugar, promueve la convivencia democrática en busca de lograr una mayor justicia social y el bien común, todo basado en el principio de solidaridad. En este sentido, es responsabilidad de toda la nación, defender su creación y heredarla al mundo como un ejemplo a seguir.

No obstante, sus extraordinarios aportes afrontan acciones debilitantes que ponen en riesgo su vigencia. No cabe duda de que Costa Rica atraviesa un momento extremadamente complejo, que hace de vital importancia la promoción de espacios de diálogo y debate que involucren a diversos actores sociales, incluyendo representantes del gobierno, el sector privado, la academia y la sociedad civil organizada. La promoción de estos espacios de dialogo social son urgentes para la búsqueda de consensos que faciliten la implementación de políticas públicas y programas de Estado que fomenten el crecimiento sostenido e inclusivo, la generación de empleo digno, la mitigación de la pobreza y la reducción de las desigualdades en todas sus dimensiones. Es esencial que, como ciudadanos, volvamos a encontrarnos cara a cara con confianza, para discutir nuestras diferencias y alcanzar acuerdos sobre objetivos realistas y específicos que beneficien el bien común. 

La Costa Rica que conocemos se debe precisamente a la construcción de un pacto social. Sin lugar a duda, como sociedad tenemos la responsabilidad histórica de reconstruirlo y fortalecerlo para evitar comprometer, aún más, la gobernabilidad democrática de nuestra nación. Es urgente tender puentes por medio de los mecanismos democráticos que han caracterizado a Costa Rica, a lo largo del tiempo.

No obstante, el solidarismo ha enfrentado, y continúa enfrentando, una serie de acciones institucionales, leyes y proyectos legislativos que debilitan severamente su función social. Esto va en contra de la protección que el Estado debería otorgarle; además de irrespetar su ordenamiento jurídico y las resoluciones recientes de entidades regulatorias, que confirman la esencia social del solidarismo y sus extraordinarios beneficios para el desarrollo de nuestro país. 

El debilitamiento del solidarismo y de otras organizaciones de la Economía Social representa un pésimo presagio para una sociedad que ha experimentado un aumento en sus niveles de desigualdad, exclusión y falta de cohesión social. Implica un debilitamiento aún mayor de la clase media y trabajadora del país, lo cual afecta la gobernabilidad, la institucionalidad democrática y el Estado Social de Derecho. Se nos acorta el tiempo, o corregimos el rumbo, o lo que está en juego es la anulación de muchos de los logros alcanzados como sociedad.

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