Actitudes responsables y objetivas de los miembros de los Supremos Poderes de la República y de los periodistas
Los seres humanos somos bastante peculiares, tenemos algo que se llama consciencia y este algo, al menos con la tecnología actual, no puede ser imitado por las computadoras ni la mal llamada inteligencia artificial. Por lo tanto, cuando aplicamos el razonamiento a las actuaciones políticas, debemos asegurarnos de que, porque somos conscientes, que todo lo recibido es sujeto de ser analizado, escudriñado y eventualmente reproducido y hasta falseado.
En palabras simples, como pensadores críticos no debemos comer cuento y, aunque no nos guste lo que otros dicen; esto no da lugar para levantar falsos ni perseguir a los opositores políticos, porque en una democracia eso es inaceptable.
El periodismo responsable es el “perro guardián” de la democracia. Por periodistas como Woodward y Bernstein se puso en jaque a Richard Nixon cuando personas de la campaña presidencial del ex presidente irrumpieron en el hotel Watergate.
Por periodistas responsables y objetivos, en nuestro país, se han descubierto a lo largo del tiempo una serie de aparentes irregularidades en contrataciones administrativas, interacciones irregulares entre miembros de los poderes de la República, algunas terminaron en los estrados judiciales.
Si el periodismo responsable es el “perro guardián” de la democracia, la ciudadanía debe exigir a los periodistas seriedad y objetividad en lo que reportan, no amarillismo politiquero y menos juicios mediáticos; pero también los ciudadanos deben alzar la voz de manera pacífica y defender a los periodistas cuando son perseguidos sin justa causa. Justa causa no es mancillar la honra de quienes ostentan el poder, cuando haya faltas a la verdad o a la ética por parte de los periodistas, ellos y sus medios deberán afrontar las consecuencias legales que nuestra legislación prescribe.
En este mismo orden de ideas, cuando se es miembro de uno de los Supremos Poderes e injustamente arremete contra los periodistas, esto tampoco es aceptable, porque el periodismo ejercido responsablemente por periodistas valientes que cuando hay irregularidades las sacan a la luz, informando así de manera objetiva a la ciudadanía sobre ellas. Estos periodistas deben ser protegidos, independientemente, de si sus convicciones personales coinciden con las nuestras o no.
Detentar el poder implica actuar de manera responsable y transparente. Detentar el poder implica ser comedido a la hora de hablar, porque no habla un sujeto particular sino un miembro de los Supremos Poderes. Detentar el poder implica realizar una gestión política responsable, no circos politiqueros de sacadas de clavos.
Igualmente, debe reprocharse la persecución de periodistas, la promoción de la discordia entre poderes y otra serie de situaciones que alientan el divisionismo, separando en vez de unir al país. También se debe reprochar la nueva práctica de la “post verdades”, practicada por algunos anónimos, principalmente, en las redes sociales.
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