La dulce espera

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La dulce espera
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Navidad…nace una dulce espera de vivir, de compartir momentos felices. Se atesora en el corazón el anhelo de que permanezca por siempre tal inspiración que abriga a creyentes y a quienes no lo son, como invitación a disfrutar del amor.

Es en ella; en la Navidad; cuando brotan los mejores sentimientos de cercanía, de convivencia, como los mejores regalos de amor que se puedan ofrecer a los que se aman y a los más cercanos. A aquellos que han tenido o tienen gran significado e influencia en la vida.  Ver en sus expresiones el agradecimiento y la alegría por el presente que reciben y aun más por la presencia de quienes les ofrecen su compañía. Una vivencia que se atesorará para hacerla presente en los momentos en que solo serán, un valioso recuerdo.

Pero Navidad inspira a ir aún más lejos…invita a acoger también a quienes la pobreza o la indigencia los priva de celebrar en una familia, de compartir con unos amigos sinceros con quienes disfrutar.  Es aquí cuando la dulce espera, pródiga de amor, exhorta a que los sentimientos se agranden, en un llamado a brindarles a los desposeídos, una acogida generosa; pues esa es la esencia de su espíritu, el vivir el amor generosamente. De esta manera, Navidad es toda una invitación para que así, se la haga presente en todo momento de la vida; especialmente cuando se hacen vivencia el dolor o la incertidumbre; porque entonces, Navidad revelará su rostro de esperanza infundiendo el valor de seguir adelante.

La dulce espera trae un valioso regalo a la humanidad, al cual muchas veces se le resta importancia por parecer trivial.  Su acción es liberadora dejando el espíritu de quien lo acoge, con una experiencia de descargar en el camino, pesos que a veces resultaban demasiado limitantes.  Su envoltura solo la puede abrir quien lo acepta…y es el perdón.  Perdonar y ser perdonados y asimismo ser generosos consigo mismo y perdonarse.

No hay ser humano que no tenga de que arrepentirse, es como el sello de su humanidad.  Es en esta época de Navidad cuando se convida a la reconciliación fraterna y personal.

Para quienes esta época es de amargos recuerdos, la invitación es refugiarse en los momentos felices que también han vivido. Teniendo presente que también Jesucristo, como hombre sufrió; a pesar de su naturaleza divina; pero tuvo una gloriosa resurrección. Se promete una vida superior, donde toda lágrima será enjugada, donde no habrá llanto ni dolor ni malos recuerdos.

¡Feliz navidad!  ¡feliz advenimiento del niño redentor!

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