Vivir la Democracia fortaleciendo la participación ciudadana
Nos enfrentamos a una creciente apatía y desencanto hacia el proceso democrático de elegir a quienes llegarán al ejercicio del poder. Esto plantea interrogantes sobre la relevancia y el compromiso de la ciudadanía con los principios fundamentales de una democracia eficaz.
La participación activa y comprometida de los ciudadanos, es esencial para el funcionamiento efectivo de la democracia. Cuando los individuos optan por no participar, sea por abstención en elecciones u otras formas de involucramiento cívico, están renunciando en cierta medida a ejercer su derecho y al cumplimiento de su responsabilidad con el proceso democrático. Este desinterés puede ser alimentado por diversas razones, el desencanto con los políticos de oficio, los partidos políticos y hasta con el sistema político; así como por la falta de confianza en los líderes, la desconexión total con el sistema o la percepción de que su voto no marcará una diferencia significativa en el resultado final de una elección.
Es comprensible que esas percepciones puedan provocar que muchas personas se abstengan de participar en los procesos de elección popular. Sin embargo, es crucial que la ciudadanía reconozca que la democracia si bien no es la solución total a las carencias de quienes estén en medio de grandes limitaciones, la democracia sí proporciona un medio eficaz para abordar y resolver muchos de los problemas que afectan a la gente; pero para que esto se dé, debe haber una alta, activa y comprometida participación ciudadana promoviendo y apoyando el estado de derecho y así fortaleciendo la institucionalidad,. Para contrarrestar esta apatía, es esencial trabajar en varios frentes, principalmente, abordando las preocupaciones y los desafíos que puedan disuadir a las personas, de involucrarse en el proceso cívico.
Propuestas como promover con mayor ahínco la educación cívica desde una edad temprana, garantizar el acceso igualitario a la información, promover la transparencia y la rendición de cuentas real, fomentar la inclusión y la diversidad en el proceso político y organizar campañas para promover la participación cívica, puede ayudar a crear un entorno propicio para la participación.
Una vez concluido el escrutinio de pasadas elecciones, el TSE, los partidos políticos y los grupos organizados, tienen un papel crucial que desempeñar, dando seguimiento a las propuestas propias y a las de los contrincantes, representando los intereses de sus electores, legislando, formulando políticas públicas y contribuyendo al debate público de manera constructiva.
En última instancia, debemos preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a comprometernos con la democracia y participar activamente en la construcción de una sociedad más justa y equitativa? ¿O permitiremos que la apatía y el desencanto socaven los cimientos de nuestros principios democráticos?
La respuesta yace en nuestras manos y en la voluntad de cada uno de nosotros para defender y fortalecer los valores democráticos que sustentan nuestra sociedad.
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