El nuevo paradigma educativo
La educación es la fuente del avance político, social, moral y económico. Costa Rica disfruta importantes conquistas. El esfuerzo educativo realizado ha sido fundamental para alcanzar prosperidad, gobernanza democrática, una buena calidad de la convivencia, más armonía ecológica y un gran respeto internacional.
Sin embargo, el mundo entero requiere una transformación educativa acorde con el veloz cambio tecnológico, las novedades culturales y los atisbos de una nueva civilización. Hoy, un joven de 18 años ha aprendido en el aula solamente un 10% de todo lo que sabe. La era del conocimiento hace brotar fuentes de información por doquier. Riñen los gustos de las nuevas generaciones con un modelo educativo concebido para un mundo que ya no existe. La decadencia educativa está en la base de la frustración que lleva a la actual crisis política y moral que sufre el país. Y aún con esfuerzos tan extraordinarios como disponer de un 8% del PIB en gasto educativo, crece el rechazo por el estudio. Los jóvenes detestan leer y olvidan rápido lo aprendido.
La esencia del sistema educativo actual ha sido el desarrollo del conocimiento. Pero el mundo que nace es más complejo. Los acontecimientos crean escenarios inesperados a cada momento. Lo probable naufraga en el mar de lo fortuito. Así, cuenta más la imaginación, la innovación y la creatividad para vivir en un mundo más incierto. Y al igual que hizo el motor de vapor hace varios siglos, al originar un nuevo sistema político, económico y social, hoy día, el advenimiento de la era solar y la sociedad de la información están creando un orden nuevo que exige replantear la razón de ser de la educación. Un modelo memorístico, acompañado de sistemas de evaluación inadecuados, propicia una involución que no se resuelve con más gasto educativo.
Se impone un cambio de paradigma. Sin menoscabo del conocimiento, hoy es más importante el desarrollo de la inteligencia para fomentar la capacidad de innovar, el amor por el estudio y activar facultades asombrosas que subyacen en la mente humana. La inteligencia emocional y las habilidades blandas son destrezas trascendentales. El énfasis se pondría en el aprendizaje, no en la enseñanza. Desarrollar técnicas de aprender a aprender, el superaprendizaje y hacer lectores expertos, es cuestión primaria.
El concepto estético del aula será cuestionado por la educación virtual, las comunidades de aprendizaje y el uso de simuladores. Alcanzar niveles más elevados de conciencia producirá el salto cuántico hacia un ser humano libre, amoroso y asertivo, condiciones esenciales para lograr la abundancia, la felicidad y el nivel espiritual propios de un orden social superior.
Ese es el desafío.
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