Costa Rica condena la esclavitud y el autoritarismo

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Costa Rica condena la esclavitud y el autoritarismo
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Según el antiguo mito griego, cuando Hércules libera a Prometeo de las cadenas que le atan a la roca, fabrica con algunos de los eslabones un anillo de hierro que entrega al recién liberado. “Eres libre, pero lleva este anillo en el dedo para que no olvides que alguna vez fuiste esclavo”, le ordena el héroe al titán.

Es por todos conocido que, las grandes civilizaciones de la antigüedad, se forjaron con la esclavitud de millones de seres humanos. Por ejemplo, las gigantes pirámides de Egipto se construyeron con mano de obra esclava, así como la enorme muralla china, la cual fue culminada en la dinastía Ming.

También, la red de alcantarillado de Roma en la época de Julio César, se construyó con el remanente de los sobrevivientes de los muchos pueblos conquistados. Por su parte, de este lado del océano atlántico, hoy sabemos que aztecas e incas sometieron a pueblos enteros a la vejación de la esclavitud, la cual condujo casi al exterminio de estos grupos aborígenes.

Debe estar claro que esto no fue una cuestión sólo de la antigüedad, pues, a inicios del siglo XX, mediante un decreto del Politburó estalinista, se condenó al campesinado ucraniano al “reclutamiento industrial obligatorio”, eufemismo moderno de la primitiva esclavitud. También, en los campos de concentración nazis, los rebeldes del régimen corrieron igual suerte que el campesinado ucraniano. Por su parte, podemos rastrear en las obras de Joseph Conrad y Vargas Llosa, la explotación europea del África subsahariana en el siglo XIX, por parte de las compañías del caucho y el marfil, las cuales emplearon a cientos de miles de esclavos africanos.

Sin embargo, imitando a la revuelta contra los romanos de Espartaco en el siglo I a.C, la guerra civil estadounidense de 1861, así como la sublevación de las colonias británicas, españolas y francesas, pusieron en evidencia el hartazgo de hombres y mujeres, sobre la idea de que unos individuos poseen “el derecho natural” de someter a otros por la vía de la fuerza y la coacción.

Como vemos, es notorio que la esclavitud y la servidumbre involuntaria, son consustanciales a cualquier dictadura o modelo autoritario, ya sea éste la del Imperio o la monarquía, la del Estado teocrático, la del señor feudal o del Partido único.

Así, todas estas formas de gobierno imponen a las sociedades una diferenciación entre castas, las cuales violentan el principio de autodeterminación y el libre albedrío de sus miembros.

Una sociedad libre y verdaderamente democrática, debe condenar enérgicamente cualquier forma de imposición autoritaria, pues, ella coarta la creatividad y el libre ejercicio de las voluntades humanas.

Por eso, los costarricenses condenamos hoy toda forma de esclavitud y autoritarismo, pues, aunque esta tierra sea tierra de labriegos sencillos, amamos la libertad plena y consciente.

Por eso, orgullosos digamos hoy: ¡Viva la Costa Rica libre!

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