Una nueva visión política
Quienes no estamos adscritos a ningún partido político, pero nos gusta este quehacer, tenemos una visión de futuro político más acorde con la existencia de 81 municipalidades distribuidas por todo el territorio del país. Concretamente, más en línea con la nueva fuerza socio-política representada por los alcaldes nacionales. Aquí se vislumbra una nueva oportunidad o un nuevo despertar democrático de afuera hacia el centro. Así comenzó la última revolución china. De esta forma un régimen se consolidó, y el otro, el saliente, se instaló en Taiwán. Como recuerdan, Costa Rica apoyó a éste último tan pronto esta isla construyó un puente en Guanacaste y el Estadio Nacional en San José.
Un grupo de alcaldes reunidos en Heredia bajo el nombre de Asociación Nacional de Alcaldes e Intendentes, optó su mayoría, aunque temerosos por apoyar la candidatura del aspirante del partido mayoritario del 4 de febrero pasado; pero algunos, no convincentemente, se desdijeron del apoyo. Pareciera ser éste el nacimiento de un nuevo quehacer político, originado, fundamentalmente, en los pueblos del interior del país, representados por 81 municipalidades. Algunos pensarán: “Este filón político no puede desperdiciarse”.
Como el movimiento chino citado, el costarricense semeja un movimiento envolvente de afuera hacia el centro. Por tanto, en las municipalidades y sus alcaldes se centra el advenimiento de esa nueva fuerza política nacional. Bienvenida sea si llega a ser una verdadera renovación democrática del país. Puede convertirse en una inyección de vitalidad y en la creación de 81 polos municipales de desarrollo, incremento de la iniciativa privada, y también vigencia del Estado de derecho y mejora de la economía, de la educación y de la infraestructura del país.
De momento, Costa Rica necesita combatir el divisionismo, la pobreza, los odios y rencores y las malas voluntades de aquello que lleve a la patria a la pasividad y el conformismo. Volvamos a lo nuestro, al enriquecimiento de la persona humana. Ya lo decía el poeta José María Gabriel y Galán: “ Yo aprendí en el hogar / en que se funda la dicha más perfecta/ y para hacerla mía/ quise yo ser como mi padre”. Como se aprecia, también puede decirse que no perdamos la unidad de la familia costarricense.
Esperemos con optimismo una nueva visión política capaz de que el país goce de instituciones fuertes, consolidadas y perdurables, siempre que haya líderes que opten por la democracia y continúen nuestra tradición de paz, tolerancia y libertad.
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