Exposición fotográfica en el TEC: “La oscuridad de la luz”
El Instituto Tecnológico de Costa Rica, engalana su infraestructura con una exposición artística de Paul Garnier. Ofrece una exposición fotográfica, so pretexto de la libertad de expresión; transgrediendo los principios del respeto a la sensibilidad religiosa de la gran mayoría de fieles católicos. Va generalizada para un colectivo de eclesiásticos, en su gran mayoría personas buenas, honorables, líderes positivos para el país. Se autoproclama ser una exposición crítica, sutil y respetuosa.
La exposición fotográfica sobrexplota el tema, dejando la sensación de una aversión a la Iglesia Católica; expresando una posición ideológica para destruir un supuesto enemigo, bajo el sentimiento antirreligioso del fotógrafo. Las fotografías contaminan nuestra visión mostrando imágenes de un sacerdote católico y diversas posturas abominables con un menor de edad, incitando a la práctica de la pedofilia, con utilización de símbolos sacro sagrados. Aberrante!
La libertad de expresión debe tener sus límites y ejercerse con responsabilidad. Una institución de educación superior estatal, es en este sentido, corresponsable legal y moral con el expositor. Es el TEC como institución educativa respetuosa de los fines de la educación costarricense, entre los cuales están: “Formar ciudadanos para una democracia en que se concilien los intereses del individuo con los de la comunidad.”
En una democracia ninguna manifestación ni artística ni de ningún tipo, puede estar por encima del respeto a la Constitución Política, dañando, además, la moral y el orden público. “…el libre ejercicio de cultos no debe oponerse a la moral universal ni a las buenas costumbres.” Reza en parte de su Artículo 75.
El Arte debe respetar estos principios evitando cualquier manifestación que pueda transgredirlos. Cabe un Recurso de Amparo en cuanto al mensaje transmitido, contrario al principio constitucional de la moral y de las buenas costumbres?
Se evidencia el pleno desconocimiento de nuestro Código Penal en su artículo 167… sancionando con penas de prisión quien mantenga o promueva la corrupción de un menor de edad, en exhibiciones o espectáculos públicos o privados…
Soy sensible y fiel defensor al flagelo de la pedofilia. Opositor a todo acto que lastime la dignidad de nuestra niñez y adolescencia. Los estigmas que pueden generar las fotografías, son inaceptables. Dañan impunemente la reputación de la inmensa mayoría de nuestros sacerdotes, monjas y feligreses, quienes nos sentimos atacados por la utilización de símbolos sagrados.
¿Sería valiente el señor Paul Garnier, como para presentar, en una sociedad musulmana, su exposición fotográfica de actos pedófilos de religiosos islamitas; manipulando signos sagrados como el Corán?
Ensuciar a nuestra Iglesia Católica para encubrir a los verdaderos monstruos encubiertos en la obscenidad de la pedofilia, es, impúdico, es inmoral
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