Democracia, libertad y prosperidad
Según el decreto ejecutivo número 18 de 1942 ,se instaura el 7 de noviembre como el Día de la Democracia Costarricense; de esta forma, se honra a los costarricenses que salieron con sus armas a defender el resultado del proceso electoral de 1889.
La Nación costarricense, a lo largo de su devenir histórico, ha ido perfeccionado una forma de gobierno cuya característica principal es la limitación de poder en aras de garantizar los derechos fundamentales de los habitantes de la República, los que se encuentran consagrados en la constitución y en los instrumentos internacionales de derechos humanos vigentes.
Tal y como acertadamente lo refiere la Carta Democrática Interamericana la democracia contiene una serie de elementos esenciales, una especie de núcleo duro, sin los cuales no puede existir, nos referimos al respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos.
Como puede observarse, la democracia es más que elecciones periódicas para elegir nuestros gobernantes y representantes, pues estos, en el ejercicio de poder, están sujetos a una serie de valores, principios y normas; cuando se inobservan, esta forma de gobierno muta, de manera ilegítima, en lo que hoy se ha denominado como una democracia iliberal, forma eufemística de describir un gobierno con altos rasgos autoritarios, pues, aunque hay elecciones, quienes resultan favorecidos por la voluntad popular comienza un proceso de desmantelamiento de las instituciones nucleares de la democracia.
Las democracias actuales están siendo puestas a prueba, y en algunos Estados se están haciendo reformas parciales a la constitución para reducir a la mínima expresión instituciones básicas, esenciales, para su correcto funcionamiento. Las causas de ese fenómeno político y jurídico son varias y todas confluyen hacia un mismo punto: el establecimiento de una democracia iliberal.
A Dios gracias y a las acertadas decisiones de quienes nos gobernaron en el pasado, la sociedad costarricense cuenta con una democracia plena, es decir, una que, según los indicadores internacionales -Índice de la Democracia para el Año 2023-, cumple plenamente con altos estándares de calidad, la que la coloca en el lugar número 17 a nivel mundial y en el lugar número 2 en América Latina, he incluso, si apuntalásemos ciertos mecanismos en lo referente a la toma de decisiones en plazos razonables para dar respuestas a los problemas más urgentes que afectan a la sociedad, es muy probable que ocupáramos los primeros lugares en los próximos años.
Es nuestro deber como ciudadanos, desde las distintas posiciones en que nos encontremos, el defender, promover y perfeccionar nuestra democracia, pues es quizás el tesoro más valioso de la nacionalidad costarricense.
Finalmente, y no por ello menos importante, se ha demostrado que existe una relación directa entre democracia y prosperidad, no es por casualidad que las naciones más ricas del mundo sean, en su mayoría, democracias consolidadas. Por tanto, la democracia no solo significa libertad, justicia social, sino también prosperidad económica; aspiración que la sociedad costarricense nunca ha estado dispuesta a renunciar.
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