¿Está el frío en las cobijas?

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¿Está el frío en las cobijas?
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En las últimas décadas, la proporción de personas de 25 a 34 años graduados en educación superior en Costa Rica no se ha mantenido a los niveles de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, esto según el informe Noveno Estado de la Educación, al punto que los colegios profesionales han tenido que tomar cartas en el asunto y establecer exámenes de incorporación que permitan comprobar la idoneidad y conocimientos de los futuros colegiados.

La anterior realidad expone una fría y hasta dolorosa realidad social, familiar y personal. Algunos de los graduados de las diferentes universidades tanto públicas como privadas que se presentan a realizar sus pruebas de incorporación, simplemente, no las aprueban.

El problema no está de los colegios profesionales, simplemente, porque ellos no son los que capacitan y gradúan a los universitarios, que luego toman los exámenes de incorporación y posteriormente no los aprueban; pero tampoco a los estudiantes se les puede achacar su pobre capacitación profesional, ya que ellos confiadamente se matricularon en las diferentes universidades autorizadas por el Consejo Superior de Educación, con propósito de formar en nuestro país a los futuros profesionales de manera satisfactoria.

Consejo Nacional de Universidades, CNU, es el organismo encargado de definir la orientación y desarrollo del sistema universitario nacional y de asegurar el cumplimiento de la ley de universidades. el sistema de educación superior en Costa Rica

Por lo tanto, habría que concluir que ese Consejo de educación superior en Costa Rica, de acuerdo con su competencia y deber le corresponde asegurarse, de que tanto las universidades públicas como privadas, estén graduando a universitarios que luego en su gran mayoría puedan aprobar los exámenes de incorporación de los diferentes colegios profesionales.

Eximir a los universitarios graduados de su obligación de prepararse, graduarse con los debidos conocimientos y tomar los exámenes de incorporación, ciertamente no pareciera ser la solución pero tampoco condenar a los estudiantes a repetir muchas veces la prueba de incorporación. Quedándoles así velada la posibilidad de trabajar.

El sistema de educación superior en Costa Rica a través de sus órganos competentes, debería obligar a las universidades con altos porcentajes de reprobados en los exámenes de incorporación, a preparar a esos estudiantes sin costo alguno para ellos.

Las altas autoridades educativas deben tener claro que el problema no son los exámenes de incorporación de los colegios profesionales, ni lo estudiantes que fracasan al tomarlos, sino la ineficacia que existe en la eficaz preparación de algunos universitarios, que al graduarse evidentemente no cuentan con los conocimientos necesarios y esto se refleja en los exámenes de incorporación que no aprueban.

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