Tiranía o democracia
He escuchado y leído a diferentes personas hablar de la tiranía de setenta años en la que ha vivido el país. Consideran estas personas que el bipartidismo generó una tiranía. Señalan cómo el PUSC y el PLN fueron instrumentos de esta tiranía y que sus leyes, proyectos y gobiernos lograron acuerdos entre ambos para poder ejercer el poder. Confunden quienes opinan que hemos vivido una tiranía, a ésta, con el principio democrático de que la mayoría decide.
La democracia consiste en parte en mecanismos de decisión en los cuales la mayoría del voto en las elecciones y subsecuente voto en la Asamblea Legislativa de las fracciones de diputados alcanza justamente esos acuerdos, leyes, y gobernanza. El acuerdo entre partidos no es algo que podamos señalar como inconveniente. Muy por el contrario, los acuerdos y el diálogo permanente entre fracciones de diputados es lógico, conveniente y recomendado. Los acuerdos por mayoría y los diálogos para hacer que los proyectos sean de aceptación general no son dictadura ni tiranía, son democracia. La mayoría manda en democracia y eso no es tiranía.
Debemos entender la democracia y el funcionamiento del gobierno. El gobierno está sujeto a la ley y la constitución y no puede hacer más que lo que la ley manda. Gobernar no es sencillo, proponer cambios tampoco, es asunto de gente preparada y conocedora de las reglas de gobernar en democracia.
¿Que vivimos en una tiranía? No es cierto. ¿Entonces vivimos bajo la tiranía de las leyes y la constitución? Sí, vivimos bajo las leyes y la constitución Eso no es tiranía, es ordenamiento jurídico.
¿Podemos concluir que todos los expresidentes condujeron un gobierno tiránico? No, antes bien por el contrario todos enfrentaron problemas y les dieron solución alcanzando acuerdos, actuando con los otros poderes de la república no en pleito sino en acuerdo. ¿Cuál es la salida a esta bronca que vivimos, una revolución? No, por supuesto que no.
No vivimos ni hemos vivido una tiranía ni una dictadura. No tenemos afortunadamente presos políticos. No tenemos cárceles para los opositores al gobierno de turno. Hay alternabilidad en el gobierno. Es claro que el presidente no puede hacer cosas diferentes de las que la ley le faculta. No puede hacer el presidente nada más allá de lo que la constitución le faculta a hacer.
Menos pleito y más acuerdo. Menos insulto y más diálogo. Menos descalificaciones y más trabajo en conjunto se requieren en el país para hacerle caminar hacia adelante. Nunca se insulta primero para luego buscar acuerdos. Hay muchas tareas por delante. Los tres poderes deben llegar a acuerdos. El presidente debe de ser el director de acuerdos no el generador de diferencias.
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