El legado de un hombre de principios y larga experiencia en el ámbito de la seguridad

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El legado de un hombre de principios y larga experiencia en el ámbito de la seguridad
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Homenaje en vida plena y reconocimiento al abogado y notario Rafael Ángel Guillén Elizondo, mi progenitor, compañero, amigo y guía de vida. En el mundo de la seguridad ciudadana de Costa Rica, hay nombres que se convierten en leyendas vivientes, personajes que han dedicado su vida a proteger a sus conciudadanos, a garantizar la justicia y a velar por el bienestar de la sociedad en su conjunto. Uno de esos hombres es el señor Rafael Ángel Guillén, mencionado por el presidente Chaves como un «experto en seguridad», cuya trayectoria es un testimonio de sacrificio, dedicación y ética profesional.

Este destacado consejero de los mejores principios, de humilde origen como campesino jornalero y de familia de escasos recursos, pero bien dotada de principios de honradez, tesonera y respetuosos de la ley, ha recorrido un largo camino desde los campos de corta de caña en Puntarenas hasta los despachos de alta jerarquía en la Fuerza Pública y el Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Su vida es un ejemplo de superación personal y de compromiso con la justicia y la institucionalidad del país.

Ingresando a la Fuerza Pública en 1963, este hombre pasó por diferentes cargos en la policía de orden y seguridad, demostrando siempre su capacidad y ética profesional. Su formación académica, que incluyó estudios en la escuela nocturna y el Liceo Martí de Puntarenas y la Guardia Civil de Cartago, lo llevó a destacarse como comandante y a obtener el título de bachiller.

Pero su verdadero legado comenzó en 1964, cuando fundó el Organismo de Investigación Judicial y se convirtió en uno de los primeros agentes de investigación en el OIJ. A lo largo de su carrera, ocupó diferentes cargos de jefatura, abrió delegaciones en Liberia y Cartago, se graduó como abogado y notario, y llegó a ser Juez de Instrucción y Juez Penal en Cartago.

Sin embargo, su mayor reconocimiento llegó cuando la Corte Plena le honró con el cargo de Director General del OIJ, una responsabilidad que desempeñó con diligencia y profesionalismo hasta su jubilación en 1994. A partir de entonces, se dedicó a ejercer la abogacía en materia penal, acumulando 30 años de experiencia en el ejercicio liberal de la profesión.

A pesar de su extensa trayectoria y de los elogios recibidos de los medios de comunicación y sus compatriotas, este hombre humilde y discreto nunca se ha autodenominado como «experto en seguridad». Para él, el verdadero honor ha sido el reconocimiento de sus acciones y su compromiso con la justicia y el bienestar de la sociedad.

La mención de su nombre por parte del presidente Chaves, aunque innecesaria a su parecer, representa un tributo merecido a una vida dedicada al servicio público y a la defensa de los valores fundamentales de la sociedad costarricense. Su legado perdurará en la memoria de aquellos que han sido beneficiados por su labor y en la historia misma de la seguridad ciudadana en el país.

En tiempos donde la corrupción, beligerancia política, la idea de destruir las instituciones públicas y la impunidad amenazan la estabilidad y la confianza en los cimientos institucionales, la figura de este hombre ejemplar se erige como un faro de integridad y compromiso. Su historia es un recordatorio de que la vocación de servicio y el respeto por la ley son los principios sobre los cuales se construye una sociedad justa y equitativa.

En medio de un mundo que a veces parece carente de valores y principios, la vida y el trabajo de este hombre sencillo pero extraordinario nos recuerdan que la verdadera grandeza reside en la humildad, la constancia y la dedicación a una causa mayor que uno mismo. Su legado es un testimonio de que, a pesar de las adversidades y los obstáculos, siempre hay espacio para la integridad y la justicia en el corazón de quienes dedican su vida al servicio de los demás.

Como hijo del humilde jornalero, policía, abogado y luchador por sus creencias, me siento orgulloso de ser su hijo, amigo, colega y consejero.

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