La Costa Rica que asume la administración Alvarado
Los retos que enfrenta la nueva administración de Presidente Carlos Alvarado son muy complejos.
La elección del 1 de abril ha sido un parteaguas para nuestro país, pues aprendimos todos que vivimos en una sociedad distinta de la que creíamos. Nos encontramos con una sociedad dividida.
Hoy tenemos conciencia de que somos varias Costa Ricas, cada una dándole la espalda a otras. Una sociedad profundamente desigual: somos desiguales entre los habitantes del Gran Área Metropolitana y los de las costas, entre hombres y mujeres, entre viejos y jóvenes, desiguales entre quienes tenemos diferente preferencia sexual.
Es por eso que el Presidente Alvarado deberá reconciliar a los costarricenses y acabar con cualquier tipo de desigualdad, pues esta crea tensiones que propician violencia.
La cantidad de homicidios en nuestro país, el año pasado, nos coloca en la triste categoría de epidemia de violencia. Un 70% de los hechos violentos son cometidos con arma de fuego, y un 60% de ellos se produce en espacios de confianza.
Por eso, y para controlar la violencia, el Gobierno de Costa Rica se enfrenta al reto de controlar la tenencia de armas pequeñas en manos de particulares.
Poseer una arma de fuego no es un derecho sino un privilegio que el Estado le da a algunos ciudadanos; no es un escapulario que nos va a proteger de cualquier mal. Todo lo contrario: entre más armas de fuego circulen en el país, más riesgos corremos.
La implementación del Tratado sobre el Comercio de Armas, contribuirá a controlar el tráfico de armas.
Ante este aumento en la violencia, nuestra política pública, aboga por medidas policiales (más policía) o judiciales (más gente en las cárceles), y seguimos olvidando los procesos preventivos integrales.
El crimen organizado tampoco se elimina con la “guerra contra las drogas”. El crimen organizado tiene rutas regionales por las que transitan armas, personas y drogas. No nos enfrentamos únicamente al narcotráfico, nos enfrentamos también a la trata de personas.
El reto de cualquier sociedad civilizada, tiene que ser reducir la violencia estructural, origen mismo de la vulnerabilidad, ¿lograremos celebrar el bicentenario de nuestra independencia habiendo avanzado en eso? Todos tenemos la palabra, todos tenemos la responsabilidad de apoyar el Presidente Alvarado para que con nuestra ayuda, lo logre.
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